esulta de suma preocupación que los foros de consulta para el Acuerdo Nacional sobre la Educación convocados por el nuevo gobierno carecen de temáticas que orienten a generar puntos de ruptura con el proyecto neoliberal. Tal ausencia y el haber privilegiado poner en la palestra a los detractores de los maestros que en las calles, en las urnas y en las aulas colocaron durante todo el sexenio la imperiosa necesidad de abrogar la reforma educativa, desvía una demanda tan justa y sentida, que estos foros son producto de la persistencia de las luchas magisteriales.
Las fracciones patronales del sindicalismo: Maestros por México y los resquicios del SNTE, no sólo se encargan de rebajar el momento coyuntural en que las resistencias magisteriales podrían romper con la lógica neoliberal, sino que además están reposicionando la agenda de la derecha para refuncionalizar la reforma educativa; a tal desviación contribuye la participación de la burocracia que ha sido por años adiestrada en el instrumentalismo de cualquier cambio que venga desde la SEP. Ninguno de estos actores trasciende los marcos legales, organizativos ni pedagógicos que fundamentan el despojo laboral y profesional de los docentes, el desmantelamiento de la escuela pública ni la formación para las nuevas formas de explotación laboral en el capitalismo del siglo XXI; todo cabe en la actual reforma sabiéndolo acomodar.
Sin embargo, desde el primer foro de Chiapas, los actores magisteriales que crean rupturas con los marcos referenciales de la reforma han sido consistentes. A pesar de que en cada sede se les ha querido restringir y disolver en formatos acartonados de ponencias individuales y en tiempos infinitesimales que no dan cuenta de la voluntad e inteligencia colectiva, los docentes han sabido hacerse escuchar por fuerza de la razón en las tribunas que les fueron negadas, como sucedió en Monterrey, pero también desde los auditorios llenos de indignación que reprocharon la presencia inaceptable del equipo político estatal del SNTE en Veracruz y cuyos ánimos entusiastas pusieron de pie al gobernador Cuitláhuac García, para corear al unísono de la mayoría: va a caer, va a caer, la reforma va a caer
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Las distancias de los actores magisteriales democráticos no se ciñen sobre la manifestación política de sus ideas. También han desarrollado complejas expresiones en el campo de la pedagogía y la organización del sistema educativo. Un ejemplo de ello son los maestros bajacalifornianos del Movimiento de Resissstencia (evocando su origen en la resistencia a la ley de ISSSTE) que en vinculación con el Instituto McLararen de Pedagogía Crítica han elaborado un proyecto alternativo de educación y una propuesta de nueva reforma educativa que sustituye los aprendizajes clave
propuestos por la OCDE para atender la incertidumbre que generan los cambios constantes en la demanda del mercado laboral, por los aprendizajes críticos
para la formación histórica, patriótica, comunitaria, ética, científica, humanista, sensible, espiritual (no en sentido religioso) para el desarrollo pleno y holístico de la persona, para tener la capacidad de emanciparse de toda forma de opresión, poniendo en el centro de su propuesta al ser humano y no la rentabilidad de las habilidades para la economía de mercado, como lo hace el nuevo modelo.
Otro ejemplo es el colectivo Insurgencia Magisterial de Veracruz que encontró un posible punto de ruptura en la Educación para el Bienestar propuesta por AMLO, aunque éste no da mayores fundamentos de lo que eso significa, pero que de algún modo podría hacer crisis con la propuesta del equipo de Esteban Moctezuma Barragán que insiste en reciclar de la tecnocracia reformista la calidad como el objetivo del nuevo pacto educativo; se trata de conceptualizar, pensar, definir, construir e inventar el contenido y el fundamento de lo que sería una educación para lograr el bienestar de la comunidad de aprendizajes y de la sociedad mexicana en su conjunto.
Del Observatorio Docente de la Comarca Lagunera, a través del cual los maestros han jugado un papel muy importante en las rebeliones académicas dentro del Consejo Mexicano de Investigación Educativa contra la visión oficialista de la junta de gobierno del Inee, me parecen rescatables para los próximos foros dos reflexiones del último de sus encuentros: la primera es la necesidad de romper con la inercia inducida que busca proponer en lo individual lo ya dicho en la reforma educativa; sugerencias para mejorarla, aplicarla bien o agregarle lo que le falta, señalar sus fallas técnicas sin develar lo que subyace, nos lleva a reproducir la misma concepción pro empresarial de la educación que hemos padecido las últimas tres décadas; se trata de pensar lo nuevo, con otras lógicas y otras miradas desde la izquierda. La segunda –y para evitar lo ocurrido en varias sedes, pero sobre todo en Toluca, donde las fracciones gobiernistas secuestraron el espacio desde las cuatro de la mañana para impedir el paso a los profesores democráticos–, tiene que ver con la importancia de organizarse con tiempo, hacer valer desde adentro en el discurso y desde afuera en la observancia de cualquier anomalía, que la voluntad colectiva de los docentes que irrumpieron la continuidad de la derecha histórica en el gobierno sea escuchada y no suplantada por quienes no movieron ni un dedo para defenderlos.
* Doctor en Pedagogía Crítica