asi cada año, el cineasta alemán Werner Herzog está presente en el TIFF con un nuevo documental. Esta vez presentó Meeting Gorbachov, que, como su título sugiere, es una entrevista con el ex líder soviético realizada en tres ocasiones a lo largo de seis meses. Producido para History Channel, el documental es lo más convencional que ha hecho Herzog a la fecha, movido por la admiración y el agradecimiento que le profesa al responsable de la perestroika.
De 87 años, Gorbachov contesta con lucidez las preguntas sobre su mandato. El hombre habla de forma pausada y su mirada ha perdido brillo, pero sus recuerdos están intactos. El documental prácticamente cuenta su vida desde su infancia, durante la Segunda Guerra, hasta que renuncia como jefe de Estado ante el colapso de la Unión Soviética y después de haber sufrido un intento golpista.
La preferencia de Herzog por lo extraño y lo excéntrico está por una vez ausente en este trabajo. Codirigido por el francés André Singer, el documental es lineal y didáctico. La entrevista con Gorbachov está complementada con testimonios de políticos contemporáneos –James Baker y Lech Walesa, entre otros– que opinan sobre el legado del dirigente ruso. Una vez cubierto el lado político del tema, los realizadores concluyen de manera sentimental, enfocando el amor y devoción de Gorbachov por su finada esposa Raisa.
Otro homenaje a otro viejo pudo verse en la producción hollywoodense The Old Man and the Gun (El viejo y el revólver), que se supone será la última protagonizada por Robert Redford, quien hace poco anunció su retiro de las pantallas. El director y guionista David Lowery ha confeccionado un afectuoso vehículo de despedida en la historia verídica de Forrest Tucker, responsable de 80 asaltos bancarios y 16 fugas de diferentes cárceles. Redford lo interpreta como un caballero ladrón, que siempre sonríe a los gerentes y empleados de los bancos que roba, sin usar nunca la violencia.
En una de sus escapadas, Tucker conoce a la viuda Jewel (Sissy Spacek) con quien inicia un romance platónico. A la vez, el policía John Hunt (Casey Affleck) comienza la persecución muy benigna del delincuente. Toda la película se pasa como una brisa, pues está pensada como un elegiaco canto del cisne, una revisión de la personalidad de Redford a lo largo de su carrera (hasta incluye una escena de La jauría humana, de Arthur Penn). El veterano actor de 82 años sólo se deja querer, al igual que Gorbachov ante Herzog.
Tan necesaria es la presencia de los talentos en este festival, sobre todo en las funciones de gala, que si nadie acude la película es retirada del programa. Así le sucedió a Galveston, dirigida por la también actriz Mélanie Laurent, cinta que fue sustituida por A Private War, de Matthew Heineman. Y me contaron el chisme de que esa fue también la razón de la ausencia de Suspiria, de Luca Guadagnino. Según parece, la actriz Tilda Swinton no podía asistir al TIFF por un compromiso social y el muy esperado remake fue cancelado. A veces, las alfombras rojas son más importantes que las propias películas.
Twitter: @walyder