Desde el primero de diciembre, día en que tomó posesión Andrés Manuel López Obrador como Presidente constitucional de México, tres huicholes de Nayar, Nayarit, buscan dialogar con él para dar a conocer las necesidades de su municipio, 20 días llevamos recorriendo las calles de Ciudad de México; ya se acabó el poco dinero con el que contábamos y también nos enfermamos, porque no estamos acostumbrados a la comida de la ciudad. Como ya no tenemos dinero para pagar un hospedaje para tres decidimos salir al Zócalo a tocar nuestra música regional para sobrevivir hasta el día en que seamos recibidos por nuestro Presidente, comentó Luis Muñoz Hernández, huichol wixarika de 56 años, mientras afina su violín.

Luis, Candelario y Daniel comienzan el día poniéndose el traje típico de su región, confeccionado y bordado por mujeres huichol para el día en que se le entregó el bastón de mando al Presidente de México. Su comunidad les asignó la tarea de no regresar hasta que entregaran sus peticiones y recibieran respuesta directa de López Obrador.

Para nosotros es un honor que nos hayan asignado esta labor que va a sacar de la pobreza a nuestra comunidad. En Nayar faltan muchas cosas; por mencionar algunas, necesitamos programas de infraestructura para conectarnos con el estado, un programa de salud y qué decir del sector económico. Actualmente nuestro municipio es el más pobre de la región, pero tenemos mucha cultura y con nuestra música sobreviviremos el tiempo que se necesario, señaló Daniel Muñoz Chávez, de 30 años, después de tocar la guitarra.

Candelario López, el más callado de los tres, toca el contrabajo, instrumento musical de tesitura grave y tamaño voluptuoso que acompaña la música de los huicholes, la cual refleja la espiritualidad, las ceremonias y los sacrificios.

Con nuestra música buscamos llamar la atención de las autoridades para que den respuestas a nuestras peticiones. Hemos ido con diputados y senadores, con autoridades capitalinas, y nadie nos da una respuesta; en cambio, tenemos que correr de un lugar a otro, porque los policías no nos dejan tocar para poder juntar algo de dinero para subsistir, comenta Candelario. Para nosotros lo más importante es regresar a nuestra comunidad con una respuesta que dé esperanza a cada unos de los habitantes de Nayar, Nayarit, agregó antes de descansar en la habitación que comparte con sus compañeros un hotel del Centro Histórico de Ciudad de México.