o es novedad, pero la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) documenta que el de Enrique Peña Nieto se suma a la serie de seis sexenios neoliberales fallidos en materia de crecimiento económico: poquito más de 2 por ciento como promedio anual, lo que, para efectos del reparto de la riqueza, a cada uno de los mexicanos, incluidos los recién nacidos, le tocó, a duras penas, la mitad de esa proporción.

Lo único que EPN y sus tecnócratas podrían presumir, de forma por demás apretada, es que en el último renglón citado (producto interno bruto por habitante) y con ellos en Los Pinos el resultado fue casi el doble del legado por el gobierno calderonista (el de para vivir mejor), cuando tal indicador fue de 0.6 por ciento, es decir, nada.

La Cepal divulgó ayer su informe Balance preliminar de las economías de la región, correspondiente a 2018, y en él detalla que, como en años anteriores, las naciones que la conforman reportan resultados muy heterogéneos.

Por un lado, detalla, las economías de América del Sur especializadas en la producción de bienes primarios, en especial petróleo, minerales y alimentos, crecen los primeros tres trimestres del año a una tasa promedio de 1.1 por ciento, una proporción levemente inferior a la registrada el año anterior (1.2).

Por su parte, las economías de Centroamérica alcanzan al tercer trimestre de 2018 una tasa de crecimiento de 3.7 por ciento, dos décimas de punto más que en el mismo periodo de 2017. Si se considera Centroamérica más México, el crecimiento, en el periodo citado, es de 2.4 por ciento, cifra similar al mismo periodo de 2017.

La de República Dominicana es la economía que al tercer trimestre del presente año reportó el mayor crecimiento dentro de la región (6.9 por ciento), seguida por Paraguay (5.6), Bolivia (4.4) y Chile (4.2). En sentido contrario, tres economías se contrajeron (Argentina, Nicaragua y Venezuela), mientras las demás crecieron entre uno y 4 por ciento. La mexicana registró un crecimiento (aburrido, como diría el Fondo Monetario Internacional) de 2.2 por ciento, en el mejor de los casos.

De acuerdo con la Cepal, en 2019, siempre en el mejor de los casos, la economía mexicana crecería 2.1 por ciento, de tal suerte que ocuparía el escalón número 13, de 20 posibles, en el contexto latinoamericano. Las ganadoras serían República Dominicana (5.7 por ciento de avance), Panamá (5.6) y Bolivia (4.3). Por sexto año consecutivo, la gran perdedora regional sería Venezuela, con una caída estimada en 10 por ciento.

Las proyecciones de actividad para América Latina y el Caribe en 2019 se dan en un escenario internacional de gran incertidumbre y riesgos a la baja para la economía mundial. Se estima que la economía regional crezca 1.7 por ciento, fundamentalmente por condiciones globales que se perciben menos favorables.

Para la región, 2019 se vislumbra como un año en que, lejos de disminuir, la incertidumbre será mayor y provendrá de distintos frentes. No se atisban motores que pudieran dar mayor dinamismo al crecimiento de la economía mundial en ese año. El mayor riesgo para el desempeño económico de la región de cara al próximo año sigue siendo un deterioro abrupto de las condiciones financieras que enfrentan las economías emergentes.

El presente año fue testigo de las implicancias de la normalización monetaria de Estados Unidos en un contexto de mayor aversión al riesgo y mayor volatilidad financiera. En ese sentido, los mercados emergentes, entre ellos América Latina, experimentaron una importante reducción de los flujos de financiamiento externo, al tiempo que aumentaron sus niveles de riesgo soberano y se depreciaron las monedas en relación con el dólar.

Las rebanadas del pastel

Amárrense las ganas y metan al congelador las tarjetas de crédito, que el Banco de México aumentó un cuarto de punto la tasa de interés interbancaria, para ubicarla en 8.25 por ciento, su mayor nivel en más de una década. Den abrazos, no gasten en regalos.

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