El Instituto Nacional de Migración (Inami) prepara un proyecto de reformas a la ley en la materia y cambios administrativos para dar más opciones de ingreso ordenado a México a las personas originarias de Centroamérica.

En principio, en las embajadas de México en Guatemala, El Salvador y Honduras se desahogarán diversos trámites como la posibilidad de obtener el pase como visitante por razones humanitarias, a fin de ya no procesar el asunto en la frontera sur mexicana, adelantó a La Jornada el comisionado del Inami, Tonatiuh Guillén.

Documentos de trabajo

En el mediano plazo, precisó, la Ley de Migración deberá ajustarse para ampliar dos instrumentos (tarjetas de visitante regional y la de trabajador fronterizo) no sólo a guatemaltecos y beliceños, como se permite actualmente, sino a personas nacidas en El Salvador y en Honduras.

Mientras tanto, a partir de abril se establecerán mesas especiales en las representaciones diplomáticas de México para atender solicitudes adicionales a las visas de ciudadanos de los países que integran el triángulo del norte de centroamérica que significan 90 por ciento de los registros de migrantes en presunta situación irregular.

No vamos a terminar nuestro espíritu de apertura sino que lo reformaremos. Tenemos en curso varias iniciativas, señaló Guillén.

La más interesante –precisó– será que las tarjetas de visitante se entregarán con criterios más estrictos de razones humanitarias a personas en Tegucigalpa, en San Salvador y en Ciudad de Guatemala.

La finalidad es también fortalecer el mercado laboral con una relación y movilidad en favor del desarrollo de México y de los países de Centroamérica.

Derivado del primer programa emergente para atender a los miembros de las caravanas de migrantes, el Inami ha entregado, del 7 de enero a la fecha, 17 mil 22 tarjetas, prácticamente la mitad de todas las registradas durante el sexenio pasado (35 mil 195).

Dan cobertura de atención por un año

Los extranjeros con este documento (vigente por un año y con posibilidad de renovación) pueden transitar por el país, recibir atención médica y servicios educativos. Los principales solicitantes son personas de nacionalidad hondureña, salvadoreña, venezolana y guatemalteca.

El comisionado rechazó los tonos xenofóbicos que se han adoptado en algunas localidades porque no se justifica ni forma parte de la tradición mexicana.

Es necesario, indicó, difundir datos de la dimensión del fenómeno: las personas que llegan del extranjero no significan ni uno por ciento de los habitantes del país, aseguró.

Y la mitad de ese uno por ciento procede de Estados Unidos, de origen mexicano. El otro mito es que (los migrantes) están quitando empleos, señaló.

Contra la trata de personas

Con el ingreso de grupos o caravanas (que iniciaron en octubre pasado), las autoridades detectaron que los líderes de estas movilizaciones tenían intereses específicos e incluso algunos tenían vínculos con el delito de trata de personas.

El comisionado pidió que esa situación no se confunda con la crisis humanitaria de la región, sobre todo de quienes vienen de Honduras y El Salvador. Estos liderazgos trataron de aprovechar la puerta que México abrió, lamentó el funcionario federal.