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La percepción de AMLO para la salud
E

n el marco de una devastación sectorial sin precedentes, después del Acuerdo entre el gobierno federal y gobernadores de ocho estados para hacer efectivo el acceso a la atención médica y medicamentos de la población sin seguridad social (14/12/18) y al encabezar la presentación del Plan IMSS: Bienestar para toda la vida –que contempla fortalecer las unidades-médico-rurales del Programa IMSS/Bienestar–, el presidente Andrés Manuel López Obrador declaró: “vamos a utilizar, como punto de partida, estas casi 5 mil unidades médicas rurales para mejorar el servicio. No quiere decir que tengan un funcionamiento excepcional. No! Pero están mejor que el sistema de salud de la Secretaría de Salud y de los gobiernos estatales. Reforzar el sistema será paulatino” ( La Jornada, 4/1/19).

Tanto el Acuerdo como el Plan conllevan sensibles riesgos de recentralización de los servicios así como la desnaturalización institucional IMSS-Issste. La incorporación del Issste al Acuerdo –que no dispone de un Issste/Bienestar– fue formulada así por su director, Luis Antonio Ramírez Pineda: los servicios de urgencias para personas no afiliadas (accidentes, emergencias obstétricas, infartos y problemas vasculares-cerebrales) “iniciarán”, primero, en los estados de Chiapas, Oaxaca, Tabasco y Veracruz. En segunda etapa se “extenderán” a Yucatán, Quintana Roo, Guerrero y Campeche. “Pretendemos” asegurar que “nuestras instalaciones” tengan la “capacidad” para poder atenderlas: “vamos” a hacer una valoración de cómo se encuentran los insumos, infraestructura física, equipamiento y recursos humanos. Estos servicios “podrían” estar listos en seis u ocho meses ( Reforma, 5/1/19).

Antes, Ramírez sostuvo que las soluciones a la falta de “calidad” en el instituto pasan por “mejorar” la eficiencia de los procesos médicos y administrativos: “algo” que no se ha querido hacer”: tendremos que hacer “más” con el mismo dinero. Y es que “durante años” se ha utilizado el presupuesto institucional para “cuidar” el equilibrio en las finanzas públicas. Los recortes aplicados por la Secretaría de Hacienda “impiden” cumplir con la planeación anual. Aun sin “incremento” de impuestos, el Issste “requiere” mantenimiento e infraestructura nueva. La “pregunta” es por qué existen 90 mil millones de pesos de reservas y “no hay” inversión en nuevas clínicas y hospitales que “tanto” se requieren. De nada “sirve” tener una caja de ahorro si los derechohabientes carecen del servicio que reclaman, tal contempla la Iniciativa Monreal de “reforma” al Issste (27/10/18). Frente a este escenario, la FSTSE propone “usar” 25 por ciento de las reservas.

Por su parte, fortaleciendo el Compromiso 4 del Acuerdo, durante el Día de la Enfermera, el secretario de Salud, Jorge Alcocer, observó que la labor que ellas desempeñan es “fundamental” para la prestación de servicios. Y que, en esta “nueva” etapa, se buscará “ampliar” sus competencias para que brinden una atención “integral” –desde las “comunidades”– para la “prevención/promoción” de la salud en el tratamiento y rehabilitación de enfermedades, aunque el sector siga descapitalizado y sin cumplir con los mínimos de suficiencia para brindar servicios dignos. Alcocer reconoció, también, la necesidad de “incrementar” su “cantidad”: existe déficit y una “mala” distribución de los recursos humanos. Hay mucho camino por “recorrer” para que el artículo 4 de la Constitución pase de “letra escrita y muerta” a “realidad”: el “derecho” a la salud y “primero” los pobres, remató ( La Jornada, 8/1/19).

En el mismo sentido y respecto a la atención a la niñez, Alcocer apreció que, en México, hay niños cuyas vidas “penden” de un hilo por falta de atención sanitaria o medicamentos y que se “truncan” por políticas de salud “incorrectas”. Los bebés de clases sociales más empobrecidas, al nacer pesan y miden “menos” que los de niveles socioeconómicos medios o altos. La mortalidad infantil es de 12 por mil recién nacidos vivos. Ello ubica al país en lugar 82 a escala mundial. Durante la administración de AMLO, agregó, se dará atención “especializada” a la población infantil sin seguridad social y de bajos recursos. Uno de los objetivos es “alcanzar” una nueva generación que salga de la pobreza y acceda al bienestar ( Reforma, 16/1/19). Aunque Alcocer también reconoció que para hacer “realidad” el derecho a la salud, hacen “falta” los recursos para dotar a clínicas y hospitales de la infraestructura, mobiliarios, materiales y personal necesarios ( La Jornada, 15/1/19).

La percepción de la salud que porta el presidente López Obrador buscará garantizar que, finalmente, los recursos sanitarios lleguen abajo: a los más pobres, como nunca ocurrió con las descentralizaciones Soberón (1982-88)/ De la Fuente-Narro (1994-2000) y sobre las cuales operó el fallido (ahora extinto) ni “Seguro” ni “Popular”, de frecuente uso electorero. En este desafío de implementación de las primeras piezas de la nueva política gubernamental se jugará la viabilidad del diseño propuesto.

*Universidad Autónoma Metropolitana