La posibilidad de que la revocación de mandato llegue a la Constitución tal como fue aprobada el jueves por la Cámara de Diputados tiene pros y contras, de acuerdo con académicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Salvador Mora, profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, apuntó que un presidente como Andrés Manuel López Obrador, que llegó al cargo con los votos de 53 por ciento de los electores, no necesita proponer una consulta revocatoria, pues es más bien una herramienta para ciudadanos descontentos con una gestión que una vía para la ratificación de un gobernante.

Señaló que la revocación de mandato, tal como fue aprobada por los diputados, podría abrir espacio a la inestabilidad en una institución como la Presidencia de la República, pues la iniciativa no señala la vía exacta para elegir al relevo del presidente en caso de que la ciudadanía vote a favor de la revocatoria.

Además, expresó, ¿qué presidente sería López Obrador después de la consulta? ¿El que llegó a la Presidencia con 53 por ciento en una elección con un padrón de 80 millones o el que salga con 20 por ciento de los votos a su favor en un ejercido en el que participen 6 o 7 millones?

Roberto Duque Escudero, de la Facultad de Derecho, coincidió en que la revocación de mandato es en otros países un instrumento de control ciudadano sobre los gobernantes y no el espejo de Blanca Nieves que se está proponiendo en México.

Una ventaja de que la consulta se celebre en la misma fecha que las elecciones federales intermedias es que reduciría sus costos. La desventaja, aseguró, es que la presencia del presidente en las boletas, aunque no sean de votación, podría influir en las elecciones legislativas.

Consideró oportuno que López Obrador haya aclarado que la revocación de mandato no está conectada con una eventual reforma constitucional que permita la relección, pues en los tres países latinoamericanos que prevén la primera figura (Bolivia, Ecuador y Venezuela) se dio cauce a la relección.