Domingo 26 de mayo de 2019, p. 6
Venecia. Si la poshumanidad ha dado el tono a la muestra de Ralph Rugoff en esta 58 Bienal de Venecia, el arte de denuncia dominó la premiación. Jimmie Durham y Arthur Jafa (por el video The White Album, sobre temas raciales) obtuvieron el León de Oro, el primero, por trayectoria. En esta línea se ubican las menciones especiales a las artistas Teresa Margolles y Otobong Nkanga.
El pabellón azul de Finlandia diseñado por Alvar Aalto (ubicado en los jardines de la Bienal) es también una propuesta de batalla. El letrero Finlandia
que la distingue a la entrada fue corregida
en su extremos por las ramas de una enredadera, leyéndose sólo land
(tierra). El espacio queda libre, sin obstáculos como era el territorio sami. Los samis son los pueblos de origen nómada del actual territorio de Noruega, Suecia, Finlandia y Rusia.
Al visitante lo recibe la instalación Forewalkers (2019), de la artista Outi Pieski, formado por bastones que los samis han utilizado desde tiempos inmemorables para caminar y demarcar su territorio dejándolo permeable, sin colonizarlo. La pieza comenta la imposición de fronteras y leyes que les han impedido la autodeterminación del uso de su territorio.
Es la obra principal junto con el filme The Killing of Čáhcerávga (2019). Ambos abordan distintas propuestas de colectividad y enfrentan las problemáticas del continente hoy día.
Caminos de resistencia
La cocuradora Giovanna Esposito Yussif –mexicana residente en Helsinki– lo explicó en conversación con La Jornada: “Hemos abordado los conflictos que los pueblos migrantes e indígenas enfrentan en Finlandia al ser subyugados por mecanismos de representación nacional. Las obras muestran caminos de resistencia poética, que han llevado como dueños de su propia historia.
“Buscamos romper con los estereotipos enraizados en las narrativas hegemónicas, para enfocarnos en posturas feministas, decoloniales y no capitalistas. Proponemos repensar nuestra relación con el territorio y con nosotros mismos, utilizando el pensamiento poético.
“Finlandia colonizó a los pueblos sami y de ello se conoce poco. El aclamado modelo nórdico del estado de bienestar tuvo sus sombras como el adoctrinamiento de los sámi y los romaní a la cultura dominante. Se considera que tal asimilación fue un genocidio cultural.
“Los pueblos sami viven en el área ártica, en condiciones climáticas difíciles y extremas. Gran parte de su subsistencia es la carne de reno y la pesca del salmón, constantemente amenazada por los proyectos de extracción (minería y explotación forestal), por el colonialismo ‘verde’, y por la crisis climática.”
En las obras expuestas en éste pabellón hemos querido abordar la dimensión política y estética de procesos de autodeterminación y colectividad, como formas de resistencia a los estragos de un colonialismo aún presente”, concluye Esposito.
El título de la muestra, A Greater Miracle of Perception, realizado por el colectivo transdisciplinario y anacional, llamado Miracle Workers Collective, se funda en la idea del milagro entendido como capacidad de asombro (como la etimología latina sugiere). Es, por tanto, un desafío a la normalidad homogeneizadora, donde la creatividad no cabe y consecuentemente tampoco el asombro. El milagro es en éste caso un tropo de resistencia espiritual y política, un acto comunitario de desobediencia disciplinaria
.
La muestra camina en sentido opuesto a la ola de los movimientos populistas, soberanistas, ultraderechistas, xenófobos y antimigrantes que amenazan Europa, y que con las elecciones del Europarlamento del 26 de mayo podrían imponerse.
El pabellón fue curado también por el cineasta Christopher Wessels y Bonaventure Soh Bejeng Ndikung, fundador y director de SAVVY Contemporary, en Berlín. La muestra se expande en una publicación y un programa discursivo en Berlín, Karasjohka (Noruega) y Helsinki durante 2019.