Su arresto, plagado de irregularidades
Martes 11 de junio de 2019, p. 22
Moscú. Tras cometer una pifia tras otra, las autoridades ya no saben que hacer para justificar la detención –a todas luces, arbitraria e ilegal– de Ivan Golunov, periodista de investigación del portal noticioso Meduza, acusado de fabricar y vender drogas, quien por decisión de un juez se encuentra en arresto domiciliario desde el sábado anterior.
La más reciente quedó en evidencia este lunes, cuando sus abogados dieron a conocer los resultados de las pruebas de detección de drogas que se hicieron a Golunov: sus manos demuestran que nunca ha tocado los cinco sobrecitos con mefedrona que la policía dice haber encontrado en su mochila, ni ningún otro estupefaciente.
Esto sería más que suficiente para poner en libertad de inmediato a Golunov en cualquier lugar en que la persecución judicial no se utiliza como instrumento del poder contra los indeseables. En Rusia, en cambio, el juez otorgó dos meses de aislamiento del sospechoso
para que los investigadores encuentren o fabriquen
alguna evidencia que pueda presentarse como sólida.
En aras de justificar la violencia que la policía empleó al momento de la detención, el canal de la televisión pública Rossiya-24 afirmó que Golunov estaba borracho y agresivo y, para mayor impacto en el público, en el mismo reportaje mostró un certificado médico que dice que los análisis NO, así con mayúsculas, revelaron ninguna muestra de que Golunov estuviera en estado de ebriedad. De este brillante modo funciona la maquinaria propagandística del Estado y quien ordenó el reportaje no sabía, además, que Golunov es abstemio.
El vocero del Kremlin, Dimitri Peskov –que el sábado anterior al hablar de la detención de Golunov puso énfasis en el laboratorio que supuestamente encontró la policía en el departamento del periodista y que horas después el propio ministerio del Interior tuvo que admitir que no había tal laboratorio y las fotografías eran falsas–, se lavó las manos este lunes diciendo que los periodistas, cuando escriben algo, también se equivocan, y por cierto muy seguido
.
Peskov agregó: Lo principal es reconocer cuando hay un error, cómo se produjo y evitar que se repita
, para concluir que en la agenda ciertamente hay cuestiones que tienen que ser aclaradas
.
En tanto, cual inesperado alud en este caluroso verano, sigue en aumento la solidaridad con Golunov y se multiplican las exigencias de su inmediata libertad, que hacen ya no sólo miles de colegas, sino personalidades de los más diversos ámbitos de Rusia como la política, la literatura, el teatro, el cine, el deporte y la academia.
Por poner sólo dos ejemplos: los tres principales diarios de carácter económico de Moscú –Vedomosti, RBK y Kommersant– aparecieron ayer con la misma portada en blanco y una sola inscripción: Somos Ivan Golunov
, escrito con grandes letras a toda plana. Y uno de los más famosos conductores de programas de la televisión pública, Vladimir Pozner, subió a Internet un video en el cual afirma que la detención de Golunov es un escupitajo en la cara de todos los periodistas rusos
.
No es claro cómo va a salir de esta desagradable situación el Kremlin porque todo indica que Golunov cayó detenido dos horas después de entregar a Meduza un reportaje sobre el multimillonario negocio del mercado funerario de Rusia, que involucra a varios generales de la seguridad del Estado que lo habrían amenazado y se enriquecen cobrando comisiones de los principales cementerios del país.
Por ahora, y mientras Golunov se encuentre en arresto domiciliario, Meduza se reserva la publicación de ese reportaje, mientras varios colegas suyos sacaron a la luz los trapos sucios del coronel Andrei Schirov, quien dirigió el operativo para detener al periodista.
Según una investigación conjunta del medio electrónico Baza y de Transparencia Internacional, Schirov –que hace unos meses ya había sido denunciado por sembrar
drogas a otro acusado– posee numerosos terrenos en las afueras de Moscú con un valor de mercado superior a 21 millones de pesos y varios coches de lujo, que sería imposible comprar con sus ingresos oficiales.
Schirov, en breve entrevista para la televisión pública, dijo que Golunov traía la droga en avión desde Letonia (ahí está la redacción de Meduza) y que pensaba venderla en centros nocturnos de Moscú.