Presentó Yo no tengo miedo a tanta realidad y llegó hasta la puerta del consulado de ese país en México
Viernes 14 de junio de 2019, p. 4
Como parte del decimoprimer Encuentro del Instituto Hemisférico de Performance y Política de la Universidad de Nueva York, el martes un artista, quien dijo a La Jornada que prefería guardar el anonimato por temor a sufrir represalias, desarrolló la acción performática Yo no tengo miedo de tanta realidad, frente al edificio del consulado de Nicaragua como símbolo de resistencia por la crisis en ese país.
Con atuendo azul y la cara pintada de blanco, los colores de la bandera de ese país, comenzó el performance en la primera sección del Bosque de Chapultepec, donde desde una pequeña bocina se escuchaba un fragmento del poema de Rosario Murillo: ‘‘Tengo miedo y no sé cómo decirlo: ¡estoy desprotegida! Hay una interminable fila de hormigas que se me queda viendo, a punto de acusarme de algún crimen”.
Miradas de transeúntes
Mientras se escucha el audio, el artista toma en las manos una pecera llena de tierra y hormigas, coloca la bocina sobre ella y se levanta para iniciar el recorrido hacia el consulado de Nicaragua ubicado en Fernando Alencastre 136. Las personas lo observan mientras camina por el Bosque de Chapultepec, algunos policías le toman fotografías y lo siguen en bicicletas. Al salir a la avenida Constituyentes se escuchan las bocinas de los autos y algunos chiflidos. Él no detiene sus pasos.
El artista es acompañado por un pequeño grupo de personas, que cuando escuchan el nombre de los que murieron el 18 de abril del año pasado en Nicaragua gritan: ¡Presente!
Al pasar junto a un puesto de comida sobre Constituyentes, el artista se acerca a una mujer y muestra su pecera llena de tierra y a cambio recibe una tímida sonrisa.
Antes de llegar a la estación Constituyentes del Metro, se detiene para posar junto al rostro de una mujer pintando en la pared y levanta el puño en señal de fuerza. En ese bullicio de la ciudad y las miradas de los transeúntes, transcurre la acción performática del artista.
El recorrido duró unos 45 minutos en los que se escucharon varias veces los nombres de algunas personas que murieron en abril de 2018 en Nicaragua. Al llegar al consulado, el artista se colocó frente a la entrada con su pecera y gritó los nombres de algunas personas con el puño en alto, enseguida se levantó y comenzó a esparcir la tierra con las hormigas sobre la acera.
El performance concluyó y el artista se tomó unos minutos para explicar su trabajo.
Sostuvo que se basó en un poema de Rosario Murillo, vicepresidenta de Nicaragua, el cual se llama Tengo miedo de tanta realidad, pero su acción perfomática lleva el título de Yo no tengo miedo a tanta realidad.
‘‘El poema habla sobre diminutas hormigas, cómo están acusando de hacer un crimen. Ella se refiere a la primera masacre del 18 de abril en Nicaragua, hace alusión a los activistas y estudiantes que protestábamos como personas diminutas pero con conciencia, igual como se refería a las hormigas.”
El artista, quien ya había presentado este performance en la San Francisco, California, detalló que las hormigas son el símbolo de la resistencia contra la represión en su país y por eso llevó esos insectos al consulado nicaragüense. Refirió que su atuendo es azul y blanco, los colores de la bandera de Nicaragua, y en su país no se puede usarlos ‘‘porque son símbolo de resistencia y disidencia y si los utilizas te pueden encarcelar”.
Dentro de las actividades de performance del Encuentro del Instituto Hemisférico de Performance y Política de la Universidad de Nueva York se presentó la Pocha Nostra con Guillermo Gómez-Peña, Balitronica Gómez y Saúl García López en el Museo Universitario Arte Contemporáneo de la Universidad Nacional Autónoma de México.