México se enfila a una reforma de pensiones para la mitad del sexenio que no resolverá los problemas más fundamentales para la economía, como el crecimiento, la creación de empleo y la contención de la informalidad. Por lo pronto, las deficiencias del modelo vigente exhiben que menos de la mitad de quienes cotizan tendrá derecho a atención médica en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Ello, al tiempo que el país es donde la tasa de remplazo –la pensión luego del ahorro– tendrá el mayor deterioro.

Dichas advertencias vienen de diferentes frentes internos y externos: la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar), la Unidad de Seguros y Pensiones de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

Se espera que 55 por ciento de quienes ahora cotizan con el sistema de pensiones que pavimentó la reforma de 1997 se jubilarán sin derecho a atención médica en el IMSS, y sólo 23.9 por ciento de quienes cotizan tendrá pensión de retiro, según datos de la Consar.

Las estadísticas fueron recuperadas por David Kaplan, investigador de mercados laborales en el BID, en el seminario Retiro y Salud, quien se pronunció por que se divida el diseño original de seguridad social.

Separar el sistema de salud del mercado laboral

Mi recomendación es simplemente separar el sistema salud del mercado laboral. Tener uno para los mexicanos que trabajan, que laboran informalmente, que no trabajan, que estudian. La implementación no es fácil. Hay que hacer varios ajustes institucionales, pero al menos hay que tener eso en mente: un sistema de salud para todos los mexicanos, dijo a medios.

Antes que él, en el mismo encuentro, Carlos Noriega Curtis, titular de la Unidad de Seguros y Pensiones de la SHCP, declaró que la reforma que plantea el gobierno marca dos prioridades: elevar la tasa de jubilación y aumentar la de contribución, actualmente en 6.5 por ciento. Y si bien, señaló, se buscará hacer atendiendo el consenso y las capacidades de las finanzas públicas, ésta bien podría ser insuficiente para los demás pendientes.

“No podemos aspirar a que mediante un sistema de pensiones resolvamos problemas más fundamentales, como el crecimiento de la economía, el nivel de los salarios, el tema de la formalidad en la economía. Entonces, la reforma que se haga –cuando se lleve a cabo– será la mejor que podamos hacer tomando en cuenta todo esto”, manifestó en conversación con los medios.

Sobre la idea de elevar la tasa de contribución planteada previamente por el funcionario, Kaplan advirtió que tendría que mantenerse sin cambios entre quienes menos ganan. De otra manera, se estarían subsidiando las pensiones de quienes cuentan con mejor ingreso.

En el frente de la OCDE, el organismo expuso que las tasas de remplazo se perfilan a ser las que más se deterioren en tres generaciones. Dado que para la generación de 1940 como para la de 1956 es de 99.8 por ciento sobre el salario, tras la reforma de 1997 el desplome apunta a 26.6.