La Alianza por la Salud Alimentaria (ASA) lanzó la campaña Exijamos etiquetados claros para cuidar la salud de nuestros hijos, a fin de alertar a la población sobre los riesgos por consumir alimentos ultraprocesados con altos contenidos de azúcar, sodio, grasa y calorías.

Destacaron que en México el consumo de productos con altos contenidos de azúcar, grasa y sodio se duplicó en las pasadas tres décadas, mientras su impacto se agudizó entre los habitantes más pobres, quienes acceden a comida chatarra a un precio cada vez más económico, lo que ha trastocado su alimentación tradicional, principalmente en las zonas rurales.

En conferencia de prensa, Alejandro Calvillo, director de El Poder del Consumidor, subrayó que las Guías Diarias de Alimentación (GDA) utilizadas en México para el etiquetado nutrimental frontal fueron diseñadas por la industria de los alimentos y la Comisión Federal para la Protección Contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) en total contubernio con el sector privado.

Sin evidencia científica

Lo anterior, dijo, pese a que no se usó evidencia científica para comprobar su impacto, y emplea conceptos incomprensibles para la mayoría de la población, así como mediciones de referencia sobre el consumo de azúcar que casi duplica lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud.

Ana Larrañaga, coordinadora de la Coalición Contrapeso, destacó que resulta incomprensible que tengamos una normativa que prácticamente fue elaborada y propuesta por la industria de los alimentos ultraprocesados y las bebidas azucaradas, cuando existen otras opciones de etiquetado que han demostrado su efectividad.

Entre ellas, el empleo de sellos con leyendas como alto en azúcares; alto en calorías, alto en sodio, alto en grasas saturadas, los cuales ya se emplean en países latinoamericanos como Chile, Uruguay y Perú.

Julieta Ponce, directora del Centro de Orientación Alimentaria, destacó que en México se presenta un cambio en el patrón de alimentación, pues un estudio en 12 naciones de la región reveló que nuestro país es el primer consumidor de alimentos ultraprocesados y el cuarto en todo el mundo, mientras el sobrepeso y la obesidad afecta a siete de cada 10 adultos, y a uno de cada tres niños entre cinco y 11 años de edad.

Por ello destacaron que es prioritario tener un etiquetado sencillo, claro y entendible que permita el ejercicio del derecho a la información y a la salud a los consumidores, quienes deben saber claramente que estos productos dañan gravemente la salud por la cantidad de azúcares, sal y grasa que contienen.