En el contexto del Día Mundial contra la Hepatitis, que se conmemoró ayer, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) informó que alrededor de 4 mil pacientes diagnosticados con hepatitis C han logrado eliminar el virus con el uso de antivirales de acción directa.

Detalló que de los 4 mil 245 derechohabientes que recibieron estos medicamentos de última generación, entre abril de 2017 y el 30 de junio de este año, se ha registrado 95 por ciento de recuperación.

En 2017, cuando se incorporaron los antivirales de acción directa al IMSS, se informó que alrededor de 140 mil personas estaban diagnosticadas con hepatitis C, y que se atendería con estos fármacos a mil 600 pacientes por año.

Ayer, el instituto informó que también cada año se realiza un promedio de 46 trasplantes de hígado, una opción de vida para los pacientes con esta enfermedad. En 2018 se efectuaron 57 cirugías de este tipo, la cifra más alta en la historia de esta institución.

Rosalba Moreno Alcántar, jefa de Gastroenterología del Hospital de Especialidades del Centro Médico Nacional Siglo XXI, indicó que 90 por ciento de los casos de hepatitis en México tiene tres causas, de las cuales la más importante es el contagio de tipo viral, que se clasifica por letras de la A a la E, según su origen y por los efectos que produce en el organismo.

También se padece hepatitis por el consumo excesivo de alcohol y la alta ingesta de alimentos ricos en grasa; en todos los casos, se produce inflamación del hígado, que lleva a fibrosis (cicatrices), cirrosis (destrucción de células), falla hepática e incluso cáncer.

Señaló que es importante conocer los síntomas de la enfermedad: en la fase aguda, la inflamación del hígado lleva a un cuadro de malestar general, puede haber dolor en el área hepática y de cabeza, ictericia (color amarillento de la piel), fiebre, fatiga excesiva y poco apetito.

Cuando el mal ya es crónico, agregó, es común que no haya molestias hasta que se establece la cirrosis; ahí, el dolor es intenso por la ruptura de várices que provocan vómito, orina y/o evacuaciones con sangre, piernas inflamadas, deterioro de la función cerebral o tumores en el hígado.