El acto lo ameritaba. Ante la efeméride de duelo, el presidente Andrés Manuel López Obrador cambió las habituales sonrisas y saludos por un rostro solemne para recordar dos de los hechos más dolorosos en la historia del país: los terremotos de 1985 y de 2017. Más tarde, entregó el Premio Nacional de Protección Civil y se sumó al macrosimulacro.

Ante la falta de respuesta ágil de administraciones pasadas en los terremotos, el mandatario aseveró que su gobierno se pondrá a la par de la sociedad. Nuestro pueblo es fraterno, solidario, siempre son los primeros en brindar auxilio. Ahora nos hemos propuesto que no se quede atrás el gobierno, que se llegue primero para auxiliar en caso de una desgracia.

Con apoyo de un discreto cordón de seguridad formado por elementos de la Policía Militar y de la Marina, López Obrador salió por la puerta principal de Palacio Nacional minutos después de las siete de la mañana, para que justo a las 7:19 –hora en la que hace 34 años un terremoto de magnitud 8.1 grados sacudió el Valle de México– activara el dispositivo que izó la bandera nacional a media asta en el Zócalo de la Ciudad de México.

Lo acompañaron su esposa, Beatriz Gutiérrez; la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, y los titulares de las secretarías de la Defensa Nacional, Marina, Seguridad Pública y Protección Ciudadana y Gobernación, entre otros funcionarios.

A la par, la banda de guerra del Ejército interpretó el Toque de Silencio en memoria de las víctimas de ambos sismos, y posteriormente el coro y la banda de música de la Sedena entonaron el Himno Nacional. Atestiguaron el acto cuerpos de rescatistas, como Los Topos, y elementos del Heroico Cuerpo de Bomberos, de la Armada y de la milicia, así como los binomios caninos.

La ceremonia fue breve. La comitiva de funcionarios, con el Presidente al centro, regresó a Palacio Nacional. Sólo en ese trayecto, el mandatario asintió de manera discreta ante los vítores de algunos curiosos, y se detuvo para recibir un documento entregado por una señora que logró colarse al frente de la valla de seguridad.

Minutos después presidió la entrega del Premio Nacional de Protección Civil en el salón Tesorería de Palacio Nacional. Ahí anunció que la habitual conferencia matutina se suspendería, y las preguntas de los reporteros serían respondidas hoy, durante su gira por Mérida, Yucatán, siendo la octava ocasión en su mandato que no hay mañanera.

Sostuvo que las instituciones están preparadas y coordinadas para enfrentar un fenómeno natural similar.

El jefe del Ejecutivo se dispuso así a entregar los premios. En la categoría de Prevención se le asignó a las Brigadas Comunitarias del programa de Resiliencia ante Inundaciones de la Cruz Roja Mexicana, conformada por 20 brigadas comunitarias de Jonuta, Tabasco, enfocados en la detección de riesgo, primeros auxilios, búsqueda y rescate, apoyo en refugio y control de incendios.

En la categoría de Ayuda, el galardón fue para la organización Save The Children México, por la atención de emergencia en el contexto de los sismos de 2017 con el apoyo que dio en el Istmo de Tehuantepec, al atender por seis meses a 143 mil personas, entre ellos casi 70 mil menores.

Se dieron dos menciones honoríficas: al grupo de científicos encargados del monitoreo del volcán Popocatépetl y a la Secretaría de Marina por la creación de un sistema de búsqueda y rescate.

Casi dos horas después, al escucharse la alerta sísmica, en punto de las 10 de la mañana, en Palacio Nacional se desarrolló el macrosimulacro.

El Presidente participó, junto con su esposa, al resguardarse en el Jardín de la Emperatriz, cercano a su despacho, donde no tuvo acceso la prensa.

En el patio central se congregaron la mayoría de los empleados del recinto, así como los titulares de las secretarías de Educación Pública, Hacienda y Economía.

Sorpresivamente, justo a las 13:14, coincidente con la hora en que la tierra se cimbró hace dos años, un helicóptero de la Fuerza Aérea Mexicana descendió en el Zócalo. Será parte de la Feria de Protección Civil que se inicia hoy.