Trabajadores sin salarios ni prestaciones
lo largo de este siglo se ha presentado un cambio importante en el pago a los trabajadores. Mientras que hasta el siglo pasado se contrataba a las personas a cambio de un salario, la tendencia de este siglo es desarrollar actividades productivas y cobrar directamente por el servicio prestado, sin recibir un ingreso fijo por parte de las empresas. Ya hay cientos de miles de trabajadores que no reciben un salario y muchos de ellos jamás lo recibirán.
La revolución tecnológica y la generación de un número reducido de plazas en instituciones públicas y privadas trajeron como resultado que la demanda de empleo sea mucho mayor a la oferta. Estudiantes que terminan su carrera y jóvenes sin estudios en edad de trabajar no encuentran un empleo remunerado y ese problema tiende a ser cada vez mayor, de ahí el fenómeno de los llamados ninis o personas que no estudian ni trabajan.
Por el otro lado, hay un número creciente de empresas que ocupan a miles de personas, pero sin convertirlas en asalariadas, en una relación contractual que todavía no está definida claramente en las leyes y regulaciones. Los casos más representativos de esta nueva realidad son las empresas tecnológicas y las aplicaciones ligadas a servicios como transportes, distribución de alimentos, de mensajería y de hospedaje, como Uber, Cabify o Airbnb.
En este tipo de servicios los trabajadores realizan actividades por su cuenta a nombre de alguna empresa pero sin convertirse en sus empleados, lo cual genera un fenómeno doble. El primer fenómeno es el de la libertad de acción para realizar la actividad encomendada a la hora que quieran, sin un horario predeterminado, lo cual es muy positivo; pero el segundo fenómeno es que a cambio de esa libertad se pierden todo tipo de derechos y de prestaciones, como seguridad social, aguinaldo o fondos de ahorro para el retiro.
Además, los trabajadores independientes no sólo ponen su mano de obra, sino que también ponen los instrumentos con los que trabajan como computadoras, automóviles y viviendas, lo que les acarrea un costo adicional. La revolución tecnológica ha creado grandes multimillonarios y miles de empleos independientes, pero hasta el momento pocos trabajadores se han enriquecido bajo esta nueva relación entre trabajo y capital.
