Continuidad. Es la encomienda oficial con la que Felipe Ávila Espinosa asumió el sábado pasado la dirección del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (Inehrm) en sustitución del historiador Pedro Salmerón.

‘‘La instrucción de la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, fue continuar con el proyecto y el trabajo realizado desde el primero de diciembre de 2018; esa manera de promover la discusión, el conocimiento y la difusión de la historia poniendo énfasis en los sectores populares, en las luchas del pueblo mexicano”, explica el sociólogo y doctor en historia en entrevista con La Jornada.

‘‘También el presidente Andrés Manuel López Obrador ha sido muy claro en el mensaje que dio el lunes: que esa tarea debe hacerse de manera responsable, profesional, tratando de construir un ambiente de reconciliación, de dejar a un lado las diferencias y los enconos, promover la unidad, la convergencia, la suma de esfuerzos. Queremos que la historia se conozca y se difunda a los más amplios sectores de la sociedad mexicana de manera incluyente, tolerante y respetuosa”.

La historia, referente del actual gobierno federal

Felipe Ávila (Ciudad de México, 1958) sustituyó a Pedro Salmerón, quien renunció después de la polémica desatada por un comentario en el que calificó de ‘‘valientes jóvenes” a los integrantes de la Liga Comunista 23 de Septiembre que participaron hace 49 años en el intento de secuestro en el que murió el empresario Eugenio Garza Sada.

El nuevo titular del Inehrm se desempeñó de director adjunto de ese instituto de 2013 al 21 de septiembre pasado. Fue invitado por el actual gobierno federal a colaborar desde la etapa de transición y tiene una relación profesional y de amistad muy estrecha con su predecesor, por lo cual lamenta la manera en la que éste dejó el cargo.

Precisó que el actual proyecto del instituto, en cuyo diseño participó al lado de Pedro Salmerón, se finca en la importancia que tiene la historia para el gobierno federal, al grado de que la hecho uno de sus referentes.

El plan de trabajo busca ‘‘promover la más amplia discusión, reflexión y difusión de la historia a partir de sus protagonistas centrales, que, estamos convencidos, son las clases populares mexicanas”, sostiene. ‘‘Queremos dejar atrás esa historia que se ha hecho en el pasa-do: de grandes personajes, de héroes, de políticos, de presidentes, de líderes militares; una historia en la que están excluidos, casi sistemáticamente, los sectores populares, que son prácticamente invisibles, como las mujeres, los niños, los campesinos, los obreros, los indígenas y los pueblos originarios.

‘‘Para nosotros, ellos son los verdaderos protagonistas de la historia, los que han hecho las grandes transformaciones nacionales.

‘‘Fue así que propusimos que el instituto se abocara a promoverla investigación, la discusión, la reflexión y la difusión de la historia desde una perspectiva de dar voz a los sin voz y nombre y contenido a los excluidos, a los oprimidos, a los subalternos; no queremos esa historia elitista y masculina que hemos aprendido desde niños.”

Destaca que el objetivo de la actual administración federal no es hacer una historia oficial ni militante, sino valerse de esa disciplina para que los mexicanos se conozcan más y fortalezcan su identidad.

De acuerdo con el historiador, las líneas de trabajo del Inehrm consideran su participación en la elaboración de los nuevos planes, programas de estudio y libros de texto de historia para la educación básica, en los cuales, afirma, hay muchas ausencias por subsanar.

‘‘Deben reflejar el México de hoy: un país pluriétnico, pluricultural, incluyente, tolerante, respetuoso con las minorías. Prácticamente no se habla de las mujeres, de los indígenas y de los afroamericanos, como tampoco de los judíos, los árabes, los europeos y los asiáticos. Tampoco de la relación de México con el mundo”. Además de tener la encomienda de participar activamente en las celebraciones de efemérides nacionales, otro de los ejes rectores del proyecto del Inehrm, adelanta, ‘‘es que la historia salga a la calle y no se quede en los recintos académicos”, para lo cual se utilizan las redes sociales, se montan exposiciones masivas y se hacen ediciones populares.