El escritor y pintor da a conocer Ojo de aguja, su cuarto thriller // El Estado debe liderar ‘‘una campaña bien hecha de fomento a la lectura’’
Miércoles 25 de septiembre de 2019, p. 4
Los libros abren puertas al mundo de lo diverso, de lo intemporal, de los múltiples personajes, vidas y posibilidades, define Josu Iturbe (Bilbao, 1964), quien acaba de publicar su cuarto thriller, Ojo de aguja (Editorial Océano, 2019).
Para el escritor y pintor, radicado en México hace más de 30 años, ese género está de moda, al igual que los libros de orientación sicológica, aunque no por eso lo cultiva. Es que no publican cuentos, lamenta el también cuentista.
‘‘Es muy raro quienes son los lectores porque las librerías van para abajo, los libros también. Cada vez se lee menos. No entiendo por qué las editoriales, el Estado también, no hacen una campaña de fomento a la lectura, bien hecha.”
–¿Considera que no se han impulsado campañas de lectura?
–Empiezan ahora que está Paco Ignacio Taibo II (al frente del Fondo de Cultura Económica). Pero, qué campañas del comité editorial: Lee 20 minutos al día, como si fuera hacer flexiones. ¿Crees que esa campaña convenció a alguien para leer algo? Ni uno. Hasta perdimos lectores. No va por allí. No se ha hecho una campaña.
‘‘Los que leemos libros y nos gusta leer, deberíamos decir algo. Los que venden libros, las editoriales nada más se compran unos a otros y se convierten en monopolios cada vez más grandes. Sin embargo, se han olvidado del lector, que es de lo que viven. Deberían ser un poco más serias en ese sentido.”
La sabiduría desaparece, todo es consultable
–¿Por dónde comenzaría una campaña de fomento a la lectura?
–Por lo que es bueno leer. Cuando uno sabe qué disfrutas de leer, los mundos en que te metas, hay que transmitirlo. He trabajado en publicidad, algo que detesto. Sin embargo, hay que buscar a los creativos publicitarios y decirles cómo vamos a ganar lectores, porque el libro es la apertura a todo lo demás. Si nos conformamos con las redes en que puedes buscar cualquier palabra y enseguida tienes una definición, aunque sin el contexto.
‘‘La sabiduría ha desaparecido; ya no le interesa a nadie, todo es consultable, todo se quiere rápido, si es muy largo no tienes tiempo y si es muy profundo, tampoco. Si en la universidad invitan a un conferencista que es un poco polémico, o de derecha o de izquierda, las personas dicen cómo es que viene éste.
‘‘Sin embargo, la universidad se abre a que vayan todos. Que cada uno diga lo que tiene que decir. Pensar que todos somos menores de edad, que nos tienen que cui-dar de las malas influencias, que nos vamos a ir por el camino del mal porque leemos a éste o el otro, esto es una tontería. Las personas tienen capacidad de oír de aquí y de allá y tomar su propia decisión. Si no son capaces, ese es su problema, no de quien emite el mensaje.
‘‘Lo políticamente correcto ya es una cosa asquerosa. Ya no se pueden hacer chistes de nada, afectas a alguien siempre. Entonces, cómo manejamos esto. Los libros abren a ese mundo de lo diverso, de lo intemporal, de los múltiples personajes, vidas y posibilidades.”
En Ojo de aguja comienzan a morir los millonarios más relevantes del mundo, crímenes que son reivindicados por un grupo terrorista. Como el primer asesinato se comete en Mérida, Yucatán, Iturbe emplea un policía de la procuraduría estatal, Salvador Xiu, que ya había utilizado en la novela Río subterráneo. Los demás crímenes se perpetran en los lugares donde viven los otros acaudalados.
En el thriller caben crítica social, política e ironía
–¿Qué le atrae del thriller?
–Me interesan los géneros. Ahora que acabé Ojo de aguja escribo cuentos de terror. Como que el género te da un formato que no sólo no te constriñe, sino que dentro de ello cabe todo. El thriller siempre tiene mucho de crítica social, política, puedes meter la ironía.
Para Josu Iturbe, su nueva obra no es un thriller convencional, porque el policía no es un ‘‘típico investigador atormentado”. No se acaba de divorciar ni es alcohólico ni violento. Es ‘‘un yucateco gordito, chaparro, felizmente casado, con tres hijas”. La historia tampoco es muy violenta, más allá de los crímenes de los millonarios; ‘‘unos sí mueren con lujo de violencia”, añade.
Al comenzar esa novela en 2017, Iturbe buscó a ‘‘los 10 más ricos del mundo en la lista de la revista Forbes. Les inventé un alter ego; no vienen sus nombres, aunque cualquiera que lo lea, los va a saber”.