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Crimen y pasión se entrelazan en Nudo de alacranes, de Eloy Urroz, libro publicado por Editorial Alfaguara, en el que el autor perfila un amor irredento: el del escritor británico D.H. Lawrence por México y su sueño por crear un falansterio de intelectuales. Con autorización del Grupo Penguin Random House, La Jornada ofrece a sus lectores un fragmento de esta novela.
–¿Sabes, Fernando? Ya me metiste la curiosidad. Esto lo dijo Braulio un par de semanas después de aquella primera francachela en su nueva casa de West Ashley. Habíamos elegido los dos mejores sillones del Starbucks de Mount Pleasant, no lejos de donde yo vivía. La monotonía del semestre universitario seguía su rumbo regular, mediocre e idiotizante, y sólo estas pequeñas escapadas con colegas o amigos –a veces incluso con María, mi mujer, con quien me encantaba discutir de política– hacían la vida más tolerable en Estados Unidos, el ‘‘maravilloso” país del norte que habíamos elegido para criar a nuestros hijos.