Opinión
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Desde el otro lado

Paréntesis

A

nte la necesidad de escapar del drama que se desarrolla en la Casa Blanca y del torbellino de noticias ante el posible lanzamiento a la calle de su huésped, los estadunidenses buscan conservar un poco de salud mental distrayéndose en otros menesteres.

Que mejor que uno de sus pasatiempos favoritos: el beisbol, ante su evento cumbre la Serie Mundial. Dada la importancia que para los estadunidenses tiene, vale la pena conocer la diversidad étnica de los jugadores profesionales. Algunas publicaciones especializadas, como la S ociedad de Investigación del Beisbol (Society for American Baseball Research, SABR), y otras no tan especializadas como Vox, ofrecen algunos datos. En 1947 el porcentaje de jugadores blancos (anglosajones) en Ligas Mayores era de 98.3, para 2016 se había reducido a 63.7; el de afroamericanos creció de 0.9 en 1947 a 18.4 por ciento, hasta 1973 cuando empezó a reducirse hasta llegar a 6.7 de cada 100 en 2016; los jugadores de origen latino han aumentado sistemáticamente de 0.7 por ciento al 27.4. El mayor porcentaje lo conservan los blancos, pero es evidente la incorporación de jugadores latinos y la disminución de afroamericanos. Proporcionalmente no es muy diferente al perfil demográfico del país en su conjunto. Sin embargo, no está por demás observar que 90 por ciento de los dueños y gerentes de los equipos son blancos. ( Vox, 27-10-2016)

La entrada y crecimiento del número de afroamericanos en las Grandes Ligas (GL) se inició cuando Jackie Robinson, uno de los más célebres en este deporte, rompió en 1947 con la barrera que impedía el acceso a las GL. Su disminución pudiera obedecer a que las universidades dan preferencia a deportes como el futbol americano, cuya temporada colegial tiene mayor cobertura en Tv, audiencia y comercialización, fenómeno similar al del basquetbol.

El aumento sistemático de jugadores latinos, principalmente del Caribe, obedece a que los buscadores de talento se han percatado de su gran calidad, lo que ha repercutido en una mayor contratación de ellos. Hay ocasiones en que se casi la mitad de los que están en el terreno de juego son de origen latino. Hay otros datos que los especialistas y fanáticos pudieran encontrar fascinantes, pero esta vez la incursión en el tema fue fortuita, y necesaria, para abrir un paréntesis en el agobiador drama que Trump ha escrito, producido y actuado para tratar de reproducir su misma inestabilidad mental en el resto de sus coetáneos.