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Los de abajo

La mano fuerte de Ecuador y la lucha indígena

L

as imágenes que llegan de las calles de Quito no de-jan lugar a dudas. El movimiento indígena está de regreso en el país donde se divide el mundo. Una insurrección de miles de pobladores originarios y sectores po-pulares recorre Ecuador, pues las medidas económicas conocidas como el paquetazo del presidente Lenín Moreno, los llevan al límite. Los asfixia.

El saldo, después de nueve días de levantamiento, arroja mínimo cinco muertos; más de 900 detenidos y 554 heridos por la fuerza policial. Y en estas condi-ciones el gobierno dice ofrecer diálogo. Cuando se derogue el decreto 883, le responde un movimiento que no se rinde a pesar de la represión. Este viernes enterraron a sus muertos y volvieron a tomar las calles.

Del tamaño del miedo es la ofensiva del gobierno ecuatoriano. El video de miles de indígenas cantando ayer frente a la Asamblea Nacional constata la barbarie, pues la policía arremete contra mujeres que levantan una bandera blanca e igual les lanzan bombas lacrimógenas.

Los reportes de las brigadas de salud son escalofriantes. La policía ha gaseado, apaleado y disparado a los manifestantes. La violencia institucional ha llegado a los campamentos en los que duermen mujeres y niños. No hay ninguna observancia de los estándares internacionales de derechos humanos. Hay un Estado de excepción y los gobiernos del mundo siguen sin pronunciarse, mientras los hospitales se siguen llenando de heridos.

Al aumento de la gasolina y el diésel se suman las imposiciones que llegaron desde el gobierno de Correa, quien introdujo la megaminería y la expansión del extractivismo. Los indígenas llegan hoy a la capital ecuatoriana con el cúmulo de agravios. No será con más represión como los dobleguen.

Lo que está ocurriendo en Ecuador podría estar sucediendo ahora mismo en cualquier país de América Latina, pues las políticas neoliberales alcanzan a todos. Y, como en muchos lados, son los pueblos originarios los que están poniendo el cuerpo en la lucha contra el capitalismo, como, por ejemplo, contra la imposición de megaproyectos que atentan contra la naturaleza, sus territorios y su cultura.

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