La multitud invisible
n América Latina la pobreza tiene rostro de niño
, dijo en reciente mañanera mi querida paisana Alicia Bárcena y sentí ganas de abrazarla fuerte. La secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), destacó que aunque se apoya a los adultos mayores es importante enfocar el ciclo de vida. Pidió una nueva generación de políticas sociales para sacar a 184 millones de la pobreza y a 62 millones de la pobreza extrema en la región.
Sabemos que la mayoría de los pobres son infantes y que precisamente desde su pobreza se reproduce la desigualdad. Churchill decía que un gobernante se convierte en estadista cuando piensa en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones
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Es el gran problema en AL: faltan estadistas y sobran políticos apurados tras rápidas cosechas, quienes creen perder tiempo
si invierten en la niñez. De ahí que en México la infancia no ha sido considerada en toda su importancia por gobiernos priístas revolucionarios
ni por los prianistas neoliberales y tampoco por el gobierno que hoy se dice transformador. Ninguna sociedad evoluciona sin tener como prioridad la niñez. Por el contrario, de la pobreza de los niños –víctimas principales del neoliberalismo– hoy estamos cosechando más pobreza, más desigualdad, más violencia, menos productividad y menos cultura, graves daños alimentarios y un disparatado primer lugar en embarazos adolescentes. Hace poco AMLO señaló que el examen de acceso a la universidad ha sido un mecanismo de exclusión, pero olvida que el mayor momento de exclusión es en la primera edad, que es prácticamente irreversible y que define el futuro. La falta de ética más grave de un gobierno es olvidar a la niñez y negarle oportunidades tempranas. Es suicida arrinconar a los niños tras los muros de la vida privada de las familias. Para recuperar valores morales lo primero es que el Estado custodie y haga valer los derechos de la infancia: actuar por los niños como si votaran y como si fueran nuestros propios hijos. Lo son.
PD Cuánta sabiduría de los antiguos mexicanos en la cita de don Miguel León-Portilla: Nos iremos de cuatro en cuatro
y allí el misterio: Francisco Toledo, Guillermo Almeyra, José José y nuestro gran Tlamitini Miguel León-Portilla. En menos de un mes se fueron cuatro soles que retornarán siendo colibríEs.