Lunes 28 de octubre de 2019, p. 33
La irregularidad en los patrones de sueño y descanso es uno de los factores que alteran el metabolismo y que, junto con los malos hábitos de alimentación, llevarán a que para 2030 el 39 por ciento de los mexicanos tenga obesidad, asociada a complicaciones de salud como diabetes y enfermedades cardiovasculares.
De acuerdo con Lucía Mendoza Viveros, investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México y ganadora de la Beca para Mujeres en la Ciencia L’Oréal-Unesco-Conacyt-AMC 2019, en el área de ciencias naturales, se ha visto que con el llamado jet lag social, que se produce cuando hay grandes diferencias entre el horario de sueño de la semana laborable con el fin de semana o días de asueto, se rompe la sincronía con los ritmos biológicos del día y la noche, lo que altera el metabolismo.
Metabolismo estable
La posdoctorante del Instituto de Investigaciones Biomédicas explicó que se ha encontrado que sin necesidad de someterse a una dieta específica, comiendo de manera balanceada sin restricción de ningún alimento, una persona podría llegar a tener un metabolismo estable.
Se ha visto que hay beneficios importantes al consumir alimentos dentro de un lapso de 10 a 12 horas durante la primera parte del día, y el resto del tiempo permanecer en ayuno. Esto además contribuye a formar buenos hábitos.
Al exponer su proyecto de investigación, destacó que el equipo con que colabora estudia los ritmos biológicos o circadianos relacionados con los procesos del cuerpo y cómo varían durante el día para adaptarse a los cambios en los ciclos diurnos y nocturnos.
Indicó que se han aplicado cronoterapias (acoplamiento de un tratamiento médico con el ritmo circadiano) en las que se consumen alimentos entre las 7 de la mañana y las 7 de la noche, nada antes ni después, y se ha comprobado su eficacia en la disminución del peso corporal aunque no se restrinjan las calorías.
No obstante, aclaró, un metabolismo estable no es una solución para la obesidad, pues la mejor manera de perder peso es disminuir el consumo de energía y aumentar su quema, es decir, hacer ejercicio y comer de manera saludable.