Sociedad y Justicia
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Por verse, los efectos adversos de transgénicos: Greenpeace
 
Periódico La Jornada
Jueves 7 de noviembre de 2019, p. 36

A 20 años de que se detectó la presencia de maíz transgénico en el país, aún se desconoce la forma en que se da la contaminación del grano tradicional, la legislación es incapaz de prevenirla y la Suprema Corte de Justicia de la Nación no ha resuelto la acción colectiva interpuesta en 2013 en contra de ese cultivo. A ello se suma que hay desarrollos transgénicos de vainilla y calabaza, cuyo centro de origen también está en México y en algún momento se podrían empezar a cultivar en el territorio.

Así lo señalaron expertos durante la presentación del reporte Los transgénicos en México: 20 años de resistencia y lucha, elaborado por Greenpeace, en el que se hace un recuento desde que se detectó el grano en cargamentos de importaciones en Veracruz en 2001, cuando Ignacio Chapela, investigador mexicano de la Universidad de Berkeley, confirmó la contaminación en los cultivos tradicionales de la sierra Juárez de Oaxaca.

Se sabe lo que pasó las dos décadas recientes, pero en los próximos 20 años se verán las consecuencias económicas, ecológicas y evolutivas de la liberación de los cultivos genéticamente modificados, consideró Ana Wegier, investigadora del Instituto de Biología de la UNAM, experta en diversidad genética y conservación de algodón en México. Mencionó que siempre se ha dicho que la diferencia de los transgénicos es un gen, el que se introduce para modificar la especie, pero se sabe que hay cambios no sospechados en el comportamiento en las plantas, y a la fecha no se conoce cómo reaccionarán cada época. Indicó que hay desarrollos transgénicos de vainilla y calabaza, por lo que debe haber una política para la protección de la biodiversidad.

Cristina Barros, defensora de la cocina tradicional mexicana e integrante de la campaña Sin maíz no hay país, sostuvo en su intervención que a pesar de que el país es uno de los 12 megadiversos del planeta y de que es centro de origen de al menos 80 plantas domesticadas, no hay una política real de protección a las semillas y a su biodiversidad.

Agregó que hay alrededor de 21 mil especies de plantas nativas en el país, pero de menos de 7 mil se conoce el uso y esto no se iguala conningún otro país. Detalló que entre las especies domesticadas, 80 son de México, entre ellas maíz, jitomate, cacao, amaranto, calabaza, frijol, chile, jícama, chayote, aguacate, vainilla y achiote.

David Greenwood, investigador doctoral de la Universidad de Wisconsin, se refirió a que hay estudios que indican que no es posible la coexistencia de los granos genéticamente modificados y los nativos, y no sólo pasó en 2001, sino que ha ocurrido varias veces. Indicó que se desconoce la forma en que se da ese proceso. El gobierno no lo ha visto como prioridad y no hay forma de prevenir la contaminación, aseveró.