¿Mejoraría en 2020? // Lula libre, por fin
ímidamente, algunos videntes financieros comienzan a divulgar no muy convincentes profecías de que 2020 será un mejor año y la economía –nacional y global– mostrará una modesta recuperación, y si bien ello no ayuda a recuperar el entusiasmo, cuando menos contrasta con los permanentes augurios apocalípticos que se han escuchado a lo largo del presente año.
El secretario de Hacienda, Arturo Herrera, anunció la puesta en marcha de una política contracíclica al gasto público, con el fin de mejorar el periodo económico en tiempos de desaceleración, para lo cual tomaremos decisiones que no son inusuales para otras economías, pero nuevas en México
, lo que, es de esperar, contribuirá a que las citadas profecías se conviertan en realidad.
En vía de mientras, el Centro de Investigación en Economía y Negocios del Instituto Tecnológico de Monterrey, campus estado de México, analiza la situación –de él se toman los siguientes pasajes– y enfatiza que la confianza en la economía de nuestro país se ha visto mermada tanto por el lado de los empresarios como por el de los consumidores, un escenario que repercute en el ritmo de crecimiento económico, pues afecta a dos variables de gran relevancia: inversión y consumo.
En octubre se reportaron caídas importantes en los niveles de confianza empresarial en cada uno de los sectores contabilizados por el Inegi. Manufacturas, construcción, servicios privados no financieros y comercio reportaron una baja anualizada en sus índices de confianza, debido a que todos los elementos que los conforma sufrieron reducciones. Lo más preocupante es que en todos los casos el componente que registra las opiniones de los empresarios sobre si actualmente es el momento adecuado para invertir fue el que exhibió la caída más significativa. De hecho, solamente el sector de las manufacturas rebasa 35 puntos en el componente mencionado, en una escala de 100 puntos posibles.
Malas noticias, sin duda, para los niveles de inversión que durante los primeros ocho meses de 2019 mostraron una evolución negativa. Durante el periodo mencionado, la inversión fija bruta acumuló una caída anualizada de 4.6 por ciento. Si bien en términos mensuales la inversión fija bruta mostró un mejor desempeño en agosto (1.5) con respecto al mes anterior, luce complicado que dicha variable pueda ubicarse en terreno positivo en la última parte de 2019, más aún cuando los empresarios no están dispuestos a invertir en este momento.
Por otro lado, la confianza de los consumidores mostró un crecimiento anualizado en octubre de 3.6 por ciento, aunque desde inicios de año comenzó a mostrar una trayectoria a la baja en su tendencia, la cual, en este momento, luce estancada. La confianza de los consumidores muestra un mejor desempeño en comparación con la de los empresarios, pero no se vislumbra una mejora significativa para lo que resta de 2019.
El escenario planteado complicará aún más la evolución de la economía mexicana, pues en los primeros nueve meses de 2019 el crecimiento fue de cero por ciento, por lo que con una inversión muy limitada y un ritmo de consumo cada vez más moderado, se antoja previsible abandonar la fase de estancamiento económico y entrar en la fase de recesión más temprano que tarde.
No puede negarse la situación actual de la economía mexicana, pero aún es posible echar a andar varios motores de crecimiento económico que han permanecido apagados a lo largo de 2019, como la industria de la construcción, por citar sólo un ejemplo. Es momento de aplicar políticas de reactivación para recuperar la confianza tanto de consumidores como de empresarios, y evitar que el deterioro al que se ha llegado se torne más complicado y difícil de superar en el futuro.
Las rebanadas del pastel
Final y felizmente Lula fue liberado, por lo que es de esperar gran efervescencia política en Brasil. Mientras Jair Bolsonaro y Sergio Moro se retuercen del coraje y preparan la venganza, el ex mandatario anuncia: No encarcelaron a un hombre; quisieron encarcelar una idea y las ideas no se encierran, no se matan
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