En penumbras, con palas, picos y hasta con las manos, locatarios, bomberos y personal del Gobierno de la Ciudad de México desmantelan puestos, remueven escombros y todo tipo de material y productos que quedaron calcinados en la nave mayor del mercado de La Merced, tras el incendio ocurrido el martes pasado por la noche.

Entre la desolación y la impotencia, los comerciantes aprovecharon la presencia del alcalde de Venustiano Carranza, Julio César Moreno –quien ayer acudió nuevamente a la zona siniestrada junto con la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum–, para reclamarle por el desbordamiento de los comerciantes ambulantes en la zona aledaña y a gritos exigieron que se fuera del centro de abasto.

El incendio se inició del lado de la iglesia de La Palma y ahí los bomberos se quedaron a 150 metros de distancia, porque todos los accesos están bloqueados; les decíamos: tiren los puestos con los camiones, pero no podían, contaron los afectados, quienes sin descanso ayer continuaron con las labores de limpieza.

Desde la puerta 9 hasta la 18, y desde el pasillo central hasta el banquetón, en el perímetro donde ocurrió el siniestro, la actividad no ha cesado. Igual se pudo observar a bomberos apagando áreas focalizadas aún humeantes, que jóvenes derribando las cortinas de metal, otros sacando con palas la mercancía hecha carbón de los locales, entre el ir y venir de montacargas, carretillas y hasta huacales donde depositaron el material para llevarlo a los camiones.

Hubo comerciantes que hasta ayer lograron llegar a sus locales, aún con la esperanza de rescatar parte de su pertenencias, pero sólo encontraron cenizas. El pasillo estaba bloqueado porque se cayeron las estructuras donde colgaban las piñatas; pensé recuperar básculas y rebanadoras, pero no hay nada, comentó uno de los afectados.

La Secretaría de Obras y Servicios desplegó a 550 trabajadores, que en tres turnos, incluido el nocturno, han ayudado en el retiro de 785 metros cúbicos de material con el apoyo de 90 camiones.