La política nacional que busca abatir el tabaquismo y disminuir los daños de éste a la población, se enfrenta al reto que plantean los cigarros electrónicos, y más recientemente, los dispositivos de tabaco calentado.

A 15 años de la entrada en vigor del Convenio Marco para el Control del Tabaco (CMCT), 181 países, donde vive 90 por ciento de la población mundial, se sumaron a esta iniciativa promovida por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Su meta es proteger la salud de las personas frente a una adicción que mata a la mitad de los consumidores, de acuerdo con investigadores.

En México se lograron avances en el cumplimiento del convenio con la Ley General para el Control del Tabaco, donde se establecieron los espacios libres de humo, la prohibición de la publicidad y posteriormente la aplicación de un impuesto especial al consumo de cigarros, entre otros. Aunque todavía hay pendientes en esos y otros temas, el pasado 19 de febrero la Secretaría de Salud (Ssa) prohibió la importación de dispositivos para fumar o inhalar tabaco o nicotina, por considerar que son nocivos; esos productos ya se encuentran en el país y hay un riesgo de que aumenten las ventas en el mercado negro, han advertido activistas y miembros de organismos en favor del uso de vapeadores.

Del otro lado está que la decisión de la autoridad sanitaria se fundamenta, entre otros aspectos, en la falta de información sobre el contenido de los líquidos que se utilizan en los cigarros electrónicos, así como la afectación a la salud y los fundamentos médicos de las muertes asociadas al uso de estos dispositivos en Estados Unidos.

También está el planteamiento de investigadores respecto a que aunque los dispositivos electrónicos no generan humo –donde se encuentran las sustancias tóxicas causantes de enfermedades graves– persiste el riesgo de la inducción al consumo de nicotina, sobre todo entre adolescentes.

En el debate resalta la posición de la Administración de Medicinas y Alimentos (FDA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos que hace algunos años autorizó la comercialización de cigarros electrónicos y apenas en 2019 dio el visto bueno para la venta de los dispositivos de tabaco calentado.

La semana pasada, Mitch Zeller, director del Centro de Control de Productos de Tabaco de la FDA, reconoció que el tabaquismo representa la principal causa de muertes prevenibles, pero que esa afectación puede disminuir con métodos alternativos a los cigarros tradicionales.

Aunque en México está prohibida la importación de los dispositivos electrónicos con base en el acuerdo emitido por la Ssa, las agrupaciones civiles mantienen su activismo con los legisladores en favor de una regulación de estos productos.

Algunos como Frinné Azuara (PRI) y Lorenia Valles (Morena) se pronunciaron en un foro en la Cámara de Diputados por una regulación mediante la cual se proteja a los menores de edad, se evite la falsificación y el acceso a mercancías de dudosa manufactura.