Domingo 1º de marzo de 2020, p. 25
Los cambios anunciados el viernes por el rector Enrique Graue para avanzar en la igualdad de género y en la erradicación de la violencia contra las mujeres en la UNAM recogen lo pedido por los movimientos estudiantiles, pero también propuestas de académicas que por años han estudiado la desigualdad en la institución.
Ana Buquet Corleto, directora del Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG), y Leticia Cano Soriano, directora de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS), señalan que los cambios apuntan no sólo a resolver la coyuntura de las demandas estudiantiles, sino a una transformación estructural de la institución y a un cambio cultural que se ha postergado por mucho tiempo.
Pero para hablar de una universidad igualitaria podrían faltar años: Cada persona, hombre o mujer, tiene introyectado el patriarcado, y transformar eso llevará tiempo. Tenemos que apostar a las nuevas generaciones, pues es más viable que las y los jóvenes que se están formando lo hagan desnaturalizando el patriarcado, las desigualdades y las violencias
, dice Buquet.
El patriarcado, añade, es el sistema de organización social que opera en el mundo desde hace milenios y cuando se buscan cambios, se resiste. Se ha resistido en la UNAM y en todos los espacios. Pero esa resistencia se va resquebrajando, porque las relaciones de género van cambiando, porque mucha gente empieza a creer de verdad que son necesarias condiciones de igualdad
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Para Cano, presidenta de la Comisión de Género del Consejo Universitario, las transformaciones anunciadas por la Rectoría –que incluyen la creación de una Coordinación de Igualdad de Género, institucionalización de cursos sobre el tema para funcionarios y docentes y la revisión de los planes de estudios con perspectiva de género nos genera muchas expectativas, porque apunta a avanzar de manera estructural y normativa en los cambios y transformaciones que realmente se tienen que hacer
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En su opinión, están lejos de ser acciones para responder únicamente a lo que acontece hoy o tratar de resolver un problema en lo inmediato, sino un proyecto enorme para la UNAM y un ejemplo para la nación de largo aliento
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Buquet señala que no sabe si los cambios que se anunciaron y los otros que se han hecho recientemente en la UNAM responden a cabalidad a las demandas de las estudiantes de las distintas escuelas que hoy mantienen cerradas sus unidades académicas. Lo que puedo decir es que las Mujeres Organizadas de Filosofía y de todos los planteles han jugado un papel fundamental en las transformaciones que se están haciendo. Ellas han puesto a la Universidad en esta disyuntiva de cambio o cambio
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La violencia de género y la desigualdad, subrayó Buquet, no es un problema exclusivo de la universidad, ni de las universidades. Es un problema que ocurre en cualquier ámbito de la vida humana
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En su opinión, “si dentro de una comunidad como la de la UNAM –en la que hay más de 400 mil personas– logramos entender la violencia de género de manera adecuada y logramos transformar las condiciones de desigualdad de manera sustantiva para las mujeres universitarias, esto se va a multiplicar en otros espacios sociales”.
Los cambios, concluye, se están dando, pero aún va a llevar sus años que tengamos una Universidad Nacional, Autónoma e Igualitaria de México
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