En entrevista con La Jornada, Brenda Lozano considera que esa ‘‘responsabilidad no sólo es del Estado o los medios de comunicación, sino del tejido social’’ // Es necesario analizar varios flancos, sugiere //Presenta hoy su novela Brujas, publicada por Alfaguara
Miércoles 4 de marzo de 2020, p. 3
La narrativa sobre los feminicidios ‘‘debe cambiar, pero la responsabilidad no recae sólo en el Estado y los medios. Como parte del tejido social debemos cuestionarnos nuestro lugar ante esta urgencia nacional y cómo contarla”, sostiene la escritora Brenda Lozano a propósito de su novela Brujas, que hoy será presentada en la Casa Tomada, ubicada en la colonia Condesa.
‘‘Es muy sintomático que desde el Estado hayan propuesto eliminar la palabra ‘feminicidio’ porque eso te dice mucho de su postura política. Afortunadamente no procedió”, explica en entrevista con La Jornada, en relación con la sugerencia de Alejandro Gertz Manero, titular de la Fiscalía General de la República, planteada hace unas semanas.
La también ensayista y editora considera que México ‘‘es un Estado feminicida y la responsabilidad recae en la narrativa, en revictimizar, en si la prensa lo hace un espectáculo y lucra con las imágenes, como en el caso de Ingrid Escamilla. En el cambio es crucial lo penal, como responsabilidad del Estado, y hasta cómo sale en los medios. Son varios flancos”.
Curar con el lenguaje y la medicina tradicional
Respecto de su libro publicado por Alfaguara, Brenda Lozano (Ciudad de México, 1981) menciona que le interesaba escribir sobre una curandera que todos desearan conocer, rodeada de mujeres. Feliciana viene de una familia de curanderos hombres y aprende con Paloma, quien es muxe. ‘‘Mi juguete narrativo es que la protagonista fuera capaz de curar a través del lenguaje, además del conocimiento de la medicina tradicional.
‘‘No es una mujer poderosa desde el dinero, sino desde la palabra y las curaciones. Me interesaba una mujer que fuera muy famosa y no se regodeara de ello. Me preguntaba cómo sería una mujer así, cómo ve la vida quien crece en el campo y sus referencias son a la naturaleza, y qué poderes tiene desde el lenguaje, con los que cambia vidas.”
La autora alude a ‘‘la fantasía de nuestro tiempo: una mujer que sea capaz de curar tanto una enfermedad como un trauma. Comenzando por mí, no conozco a nadie que no quisiera estar y sentirse libre. Tan vasta y amplia como es la palabra.
El lenguaje, añade la escritora, puede cambiar, ‘‘por sencillo que suene, una narrativa. Hay un personaje de ficción que puede trasformar el relato de algo, que es una forma de sanarlo. Muchas veces te das cuenta de algo luego de que está ocurriendo, el famoso ‘te cayó el veinte’. No es más que ordenar en palabras algo que estaba ahí, pero sin verbalizar”.
De esa forma, ‘‘empujada al límite, puede ser que una palabra ordene o desordene la vida o un par de palabras puedan terminar o crear una relación. El lenguaje tiene un poder no sólo político. Me interesaba que hubiera un personaje que tuviera esas implicaciones, que a través de la palabra lo pudiera todo. Se me antojaba experimentarlo”.
Brenda Lozano detalla que ‘‘los programas de literatura universitarios recomiendan historiasde hombres, sobre todo. En cambio, me interesaba mucho que en mi novela dos mujeres fueran las protagonistas y hablaran de sus maternidades; que hubiera en ambas abuso sexual, cómo lo tratan y cuentan; y cómo pasa en el campo y la ciudad. Feliciana, la chamana curandera imposible, me hizo la vida muy llevadera y muy chingona”.
En torno al tercer personaje, la trans Paloma, Lozano añade: ‘‘Mucha de la violencia de género tiene que ver no propiamente con que sean mujeres, sino con lo feminizado y ella representaba eso. Es a quien matan al principio y es la razón de que se conozcan la periodista y la curandera. Ese crimen de odio me parece importante cómo, por qué ocurría y quién era ese personaje feminizado’’.
Después de Fátima, otra víctima de un año 8 meses
De la circunstancia actual del país, Brenda Lozano refiere: ‘‘Hay un crecimiento de la crueldad. El punto de no retorno en México pasó en agosto pasado, en la marcha que hubo por causa de la violación a una chica de 17 años perpetrada por cuatro policías. Eso hablaba de un sistema judicial y un Estado fallido.
‘‘Esa manifestación fue el parteaguas, el punto sin retorno y ahora crece la rabia por los niveles de violencia, porque ya llegó a los niños. Después del asesinato de Fátima, pocos días después hubo un feminicidio y la víctima fue una niña de un año y ocho meses. La mataron por la penetración. Entre más extremo es ese coraje, más unión hay por el otro lado. Se va a ver el 8 y el 9 de marzo.’’
La novela Brujas será presentada hoy por Brenda Lozano y Gabriela Jáuregui a las 19 horas en Casa Tomada (Pachuca 146-A, colonia Condesa). Habrá lectura de fragmentos de ese libro a cargo de Alejandra Márquez, Elvira Liceaga, Gabriela Cámara, Gina Jaramillo, Jimena González, Johanna Murillo, Julieta Venegas e Ytzel Maya.