Domingo 31 de mayo de 2020, p. 21
A partir de la decisión del Centro Nacional de Control de Energía (Cenace) de fortalecer la posición de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) en el mercado eléctrico para abastecer de forma ininterrumpida la demanda, diversos medios y especialistas han apuntado que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador impulsa el uso de combustibles fósiles (como carbón y combustóleo) en detrimento del uso de energías limpias, en especial de la eólica. Esa afirmación no se sostiene en los hechos, según especialistas del sector energético.
A partir del primero de enero de 2020 entró en vigor una norma internacional para la marina mercante que prohíbe el uso de combustóleo con un contenido de azufre superior a 0.5 por ciento, con lo cual queda excluido el combustóleo mexicano. Hasta antes de la entrada en vigor de la IMO 2020, el límite de contenido de azufre era de 3.5 por ciento
, señalan.
Ese cambio normativo-ambiental implica que México se vea impedido para desplazar el combustóleo con alto contenido de azufre, resultante del proceso de refinación de crudo. Cabe recordar que por cada barril de crudo que se refina, después de la obtención de gasolinas, diésel y naftas, 25 por ciento es combustóleo. En otras palabras, una cuarta parte de cada barril es un residual que, a diferencia de lo que ocurría hasta diciembre de 2019, hoy no puede desplazarse. Pemex no tiene suficiente capacidad de almacenamiento para los procesos de transformación industrial, mucho menos tratándose de un residual que a partir de la entrada en vigor de la IMO 2020 ha visto desplomar su precio de mercado, incluso por debajo del gas natural
. Como referencia, el gas natural tiene un precio de mercado (tercera semana de mayo) de 3.21 dólares por millón de Btu, contra 0.4 dólares por barril de combustóleo.
En esa línea, la acumulación de combustóleo terminaría por frenar el tren de refinación. “Dado que gran parte de la industria privada utiliza gas natural y diésel como combustible, la única alternativa para disponer del combustóleo es la CFE y su amplia red de centrales termoeléctricas. Con ello, la CFE obtiene el combustóleo de Pemex a un precio mínimo, permite liberar a las refinerías de este residual y garantiza la operación de las termoeléctricas a precios más competitivos que en el pasado. Este proceso no rivaliza en nada con la generación de electricidad a partir de energías renovables o la participación de la iniciativa privada en el mercado eléctrico. En suma, son dos problemas totalmente distintos y la utilización de renovables versus la disposición del combustóleo supone una falsa contradicción”, apuntan expertos del sector energético.
Lo cierto es que la quema de combustóleo, algo necesario y urgente por la problemática expuesta, conlleva daños medioambientales serios. La quema implica más azufre en el aire que respiran comunidades, pueblos y ciudades cercanas a las termoeléctricas. Sin embargo, la Comisión Federal de Electricidad ha solucionado este problema en al menos dos de sus centrales a lo largo de los últimos años. En la de Punta Prieta, en La Paz, Baja California Sur, y en la de Mazatlán, Sinaloa, la CFE ha implementado un sistema que permite utilizar combustóleo, resuelve con el uso de tecnología el problema del contenido de azufre y mitiga la salida de partículas emitidas al ambiente.
Los analistas coinciden en que debe separarse el debate. Por un lado, la relación Estado-iniciativa privada en el mercado eléctrico nacional, respetando contratos y promoviendo la viabilidad financiera de CFE. Por otro, la imperante necesidad de disponer del combustóleo que genera Pemex a través de la capacidad instalada de la CFE, que de otra manera terminaría por ahogar
todas las refinerías, pues se pronostica que en los próximos tres años México deberá disponer hasta de 500 mil barriles diarios de combustóleo. En ese sentido, la estrategia gubernamental de utilizar la capacidad instalada de la CFE es un primer paso en el sentido correcto.