En una época en que la industria de la musica comercial estaba dominada por artistas como Luis Miguel, Flans o Lucía Méndez, Ultimatum marcó un hito en la historia del heavy metal nacional y del rock en general, al ganar, en 1986, el concurso Valores Juveniles Bacardí, lo que les abrió las puertas de programas televisivos como Siempre en Domingo, donde actuaron sin playblack, ante un sorprendido y prejuicioso Raúl Velasco, quien inmediatamente los relacionó con la palabra droga.

Esos cuatro hombres y una chica vestidos de negro, con el pelo largo que tocaban música estridente, en su momento mostraron a la sociedad mexicana que el heavy metal tenía la calidad y presencia para ser tomados en cuenta y rompieron paradigmas y mitos en México en torno a este género. Treinta y un años después de su última grabación, la agrupación regresa por sus fueros con la publicación de su reciente trabajo, V3 (Sade Records, 2020).

Para Talo Chárraga, fundador y bajista de la banda, este logro en la historia de la música popular mexicana, de cara a este nuevo lanzamiento, no es una carga. “La etiqueta de ‘banda de culto’ ya no nos preocupa, ya lo vivimos; ahora queremos hacer música y disfrutarla, compartirla con quienes nos han seguido por años y con las nuevas generaciones”.

A más de tres décadas de su anterior disco No te detengas (Discos Area, 1989), con Cathy Miguel en la voz (hermana de Amanda Miguel), y de su última presentación, al lado de los estadunidenses Cheap Trick, la agrupación se separa y cada uno asume proyectos personales. Sus seguidores en Internet, la redición de su álbum debut por Sade Records y su participación en 2016 en el festival Guerreros del Metal, con otras bandas ochenteras, reavivaron el fuego sonoro de Ultimatum.

Con su regreso, la banda se muestra plena: la poderosa voz de Marcela González sigue impactando por su poderío; el clásico sonido de las guitarras gemelas (Rafael Covarrubias y Pixie Wulf) que los caracteriza, continúa; el apoyo y fuerza del bajo (Talo Chárraga), así como la fortaleza y ritmo de la batería (Guillermo Ascencio) están presentes.

Sobre V3, Chárraga detalló que este nuevo álbum está integrado con siete temas, cinco nuevos y dos versiones recientes de los clásicos Sueños y Merodeado. Se grabó, en un primer momento, en el estudio de Pixie, quien, con Asencio, hizo las primeras mezclas. Posteriormente, las voces y los coros se grabaron en los Oz Recording Studio, de esta ciudad, para concluir con la mezcla final y masterización en los Bravesound Studio, de Irapuato (Guanajuato).

“Se trata de siete temas. Hay de todo, metal contestatario, canciones de amor y desamor, porque en realidad somos humanos; este disco es un poco más crítico, hay historias que es importante contar, como la de Abel, es el sencillo que acabamos de lanzar y que habla sobre la muerte real de un niño de la calle, hecho que desgraciadamente sucede muy a menudo, aunque no queramos verlo”, expuso el bajista.

De amor y contestatarias

La producción contiene piezas como El manto de la cobra, sobre todo los hilos que mueven realmente al poder; canciones románticas como Sueños, hasta una rola como Con tu muro me topé, que critica la política migratoria de Donald Trump contra los mexicanos. Es contestataria, ya que a veces no nos queda nada más que mentarle la madre.

Si bien los métodos para crear y difundir la música de 31 años a la fecha han cambiado mucho, la banda mantiene su sonido fiel, sin caer en la tentación de sonar más actuales. Es grato escuchar bandas jóvenes con sonidos ochenteros, Ultimatum cuida mucho el sonido, que es su esencia, para que esté a la altura de los grupos actuales; es el sonido de hace más de 30 años, pero revitalizado.

El heavy metal ,con mucho poder y melodía de una de las bandas pioneras en el continente en hacer rock duro en español e incluir a una voz femenina, está de regreso. El álbum ya está disponible en disco compacto y digital a través de Sade Records.