Guadalajara, Jal., Gerardo Octavio Solís Gómez tiene dos cosas en común con su anterior ejercicio como procurador estatal de Justicia: la represión indiscriminada contra manifestantes en 2004 y la misma violencia en 2020, ahora como fiscal General del Estado.

En ese año, cientos de manifestantes que protestaban contra las políticas neoliberales que discutían jefes de Estado de Europa y América Latina, invitados a una reunión cumbre en Guadalajara, fueron reprimidos por policías estatales, detenidos ilegalmente en redadas, torturados y procesados.

En junio de 2020, decenas de manifestantes indignados por el asesinato del albañil Giovanni López por policías de Ixtlahuacán, fueron golpeados, aprehendidos ilegalmente y llevados a casas de seguridad por civiles encapuchados que más tarde se supo son policías ministeriales de la Fiscalía.

Por su actuación de entonces, Solís, al igual que otros mandos y efectivos policiales estatales y municipales de Guadalajara, recibieron una condecoración otorgada por el gobernador panista Francisco Ramírez Acuña, quien en todo momento apoyó la actuación represiva pese a la generalizada condena de unos 150 organismos defensores de derechos humanos nacionales e internacionales.

Entre otros, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos emitió un informe especial en el que detalló las torturas a que fueron sometidos los altermundistas detenidos, pero también condenaron la represión policial –aún impune– Amnistía Internacional, el Parlamento Europeo, la Organización Mundial Contra la Tortura, Human Rights Watch y el Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas.

Pese a ser uno de los señalados como responsable de la represión, Solís también recibió como premio el interinato de gobernador de Jalisco en 2006, cuando Ramírez Acuña fue llamado por el gobierno federal que iniciaba Felipe Calderón para hacerse cargo de la Secretaría de Gobernación.

A finales de 2018, a la llegada del actual gobierno estatal emanado de Movimiento Ciudadano y mostrando la casi simbiosis que ese partido y el PAN tienen en Jalisco, Solís fue llamado por Alfaro para ocupar el cargo de fiscal, lo que generó muchas críticas por ese pasado que lo sitúa como represor, pero la mayoría que ambos partidos suman en el Congreso del estado permitió que el nombramiento fuera aprobado sin contratiempos.

Hoy, Solís recibe el espaldarazo de otro gobernador: Enrique Alfaro afirmó que el fiscal no fue quien dio las órdenes para la represión de policías ministeriales contra jóvenes el viernes pasado, en el contexto de las protestas por la muerte de Giovanni López, que durante tres días han cimbrado Guadalajara.