Martes 30 de junio de 2020, p. 17
La brecha digital entre quienes tienen acceso a un servicio de Internet y quienes no es un abismo, tanto dentro de las naciones como entre los países
, advirtió el Fondo Monetario Internacional (FMI). De acuerdo con datos del organismo, la mitad de la población mundial no tiene acceso a él, ya sea a través de un dispositivo móvil o de banda ancha de línea fija, condición que limita el acceso a servicios.
Esto, en el marco de la crisis sanitaria por el Covid-19, implica que la desigualdad de ingresos y de oportunidades puede empeorar, incluso en economías avanzadas, porque los grupos desfavorecidos y las personas que viven en zonas rurales tienen un acceso a Internet más limitado. Sigue siendo un lujo
, aunque en esta coyuntura es crucial para la educación, salud y acceso a servicios financieros, agregó.
Estados Unidos, Francia, Alemania, Reino Unido y Canadá, países de ingresos altos parten de tasas de acceso más altas. Mientras en México dos tercios de la población cuentan con el servicio. A su vez, en un mismo país, la disparidad entre hombres y mujeres en su participación en la fuerza laboral, salarios y acceso a servicios financieros puede aumentar cuando existe una brecha de género en el acceso a Internet.
Entre países, el acceso relativamente bajo podría deprimir la productividad en naciones en desarrollo. La pandemia del Covid-19 demuestra que tener Internet confiable permite que algunas empresas continúen sus operaciones en medio de bloqueos, lo que mantiene funcionando a las economías.
En ese contexto, recomendó a los gobierno fomentar la inversión en Internet y que se complemente con el acceso universal a la electricidad. Además, ofrecer subsidios para que todos los hogares, incluidos los grupos desfavorecidos y los que viven en zonas rurales y remotas, tengan acceso a un servicio de calidad que garantice que no exista una brecha digital de género.
Asimismo, añade, debe buscar cómo asegurar el acceso a Internet para las empresas y promover ahorros fiscales de la digitalización. Los gobiernos pueden reducir el costo público del cumplimiento tributario a través de un mayor acceso a los datos de los contribuyentes y una mayor eficiencia del gasto.