Las autoridades no responden a las necesidades mínimas de orden, asegura análisis de la Cámara de Diputados
Domingo 9 de agosto de 2020, p. 11
La economía informal sostiene buena parte de su expresión física en los mercados ambulantes que se apropian del espacio público y proliferan como una forma de regulación extraoficial en ciertos territorios, gracias a que las autoridades no responden a las necesidades mínimas de orden en el espacio urbano
, señala un análisis del Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública (Cesop) de la Cámara de Diputados.
Los tianguis conforman un microorden, es decir, una forma zonal de gobierno que se rige con normas y reglas que los mismos ocupantes –en este caso comerciantes– establecen, y que gracias a la transgresión a la ley y la devolución de favores les permite su establecimiento y continuidad.
Además de los usos populares arraigados en el espacio urbano y de la transgresión a la ley, existe una forma de gobernar poco ética que hace uso de grupos clientelares conformados principalmente por vendedores ambulantes, quienes a cambio de obtener los espacios en la vía pública que necesitan, ofrecen favores mediante la movilización en determinadas coyunturas políticas como las elecciones, cuando estos grupos se convierten automáticamente en proveedores de votos para los partidos (políticos) con los cuales mantienen una relación de simbiosis.
Así, establece el documento del Cesop, la tasa de informalidad laboral se mantiene por arriba de 50 por ciento, es decir, en promedio cinco de cada 10 personas ocupadas se encuentran laborando bajo condiciones de informalidad y sin una protección básica de seguridad social, aun cuando operan para unidades económicas registradas o formales.
Si se habla de economía informal, refiere el Cesop, la Ciudad de México suele representar, de una manera más clara, los principales fenómenos sociales relacionados con este tema. En el primer cuadro de la urbe, y como una especie de ola expansiva, el comercio informal, el ambulantaje, las prácticas permisivas y el cambio de uso de suelo (de habitacional a comercial) es un reflejo en su máxima expresión y a la vista de cualquiera que haya conocido esa zona de la capital del país.
“Dentro del primer cuadro de la ciudad existe una pequeña zona con características particulares que convierten el espacio público en un elemento de poder privado, endonde se benefician unos cuantos y se afecta a muchos más. Se estima que a lo largo de 1.6 kilómetros de longitud que tiene el Eje 1 Norte (Rayón) se pueden encontrar 4 mil 264 puestos informales sobre las banquetas peatonales –si se considera que cada puesto semifijo mide alrededor de 1.5 metros de ancho–; en este supuesto no se contemplan aquellos que se ubican sobre el asfalto vehicular.
Es posible calcular que, si en cada puesto informal hay tres personas en promedio, existen aproximadamente 12 mil 792 personas (solamente sobre este eje principal) que diariamente se trasladan a esta zona para ocuparse laboralmente en esta actividad.