Las explosiones, producto de la corrupción, admite primer ministro
Socorristas pierden la esperanza de encontrar a más sobrevivientes; calculan que hay 100 desaparecidos
la corrupción institucional era más fuerte que el Estado.Foto Afp
Martes 11 de agosto de 2020, p. 20
Beirut. Hassan Diab, primer ministro de Líbano, anunció ayer la renuncia de su gobierno, al afirmar que la gran explosión que devastó la capital y provocó la indignación pública fue resultado de una corrupción endémica, al tiempo que fuerzas de seguridad dispersaron con gas lacrimógeno a cientos de personas en el tercer día consecutivo de protestas.
El estallido de más de 2 mil toneladas de nitrato de amonio en un almacén el martes pasado acabó con la vida de 220 personas, hirió a más de 7 mil, 300 mil se quedaron sin techo y destruyó parte de la ciudad mediterránea, coronando meses de deterioro político y económico y provocando airados llamados a la dimisión de todo el gobierno.
En un discurso televisado, Diab dijo que respalda los llamados de los libaneses comunes para que los responsables de este crimen
sean juzgados. La catástrofe que afectó a los libaneses ocurrió a causa de la corrupción endémica en la política, la administración y el Estado
, añadió.
Descubrí que la corrupción institucional era más fuerte que el Estado
, agregó Diab, quien también es profesor universitario.
El primer ministro hizo el anuncio después de que el gabinete –formado en enero con el respaldo del grupo Hezbolá, respaldado por Irán y sus aliados, en especial la Corriente Patriótica Libre– se reunió ayer, cuando muchos ministros manifestaron su deseo de renunciar, según fuentes ministeriales y políticas.
El gobernante había dicho el sábado que pediría el adelanto de las elecciones parlamentarias.
Cuando Diab iniciaba su discurso, se reportaron choques en el centro de la ciudad en los alrededores del Parlamento. Manifestantes lanzaron piedras contra las fuerzas de seguridad que replicaron con gas lacrimógeno. Al cierre de esta edición no había reportes sobre heridos o detenidos.
Esta renuncia no satisfizo al movimiento de protesta que pide la salida de toda la clase política acusada de corrupción e incompetencia.
Todo el régimen debe cambiar. Habrá diferencias hasta que llegue un nuevo gobierno
, declaró a Reuters Joe Haddad, un manifestante. Necesitamos elecciones rápidas
.
El momento representa el dilema político que vive Líbano. La oligarquía gobernante se ha mantenido en el poder durante tanto tiempo –desde que terminó la guerra civil en 1990– que será difícil encontrar una figura política creíble sin vínculos con ellos para encabezar el nuevo Ejecutivo.
Para muchos libaneses comunes, las violentas explosiones fueron la gota que derramó el vaso de una crisis prolongada que se generó por el colapso de la economía, la corrupción y un gobierno disfuncional, por lo que salieron a las calles a exigir un cambio radical.
Tras las manifestaciones del sábado y domingo, los ministros de Finanzas, Ghazi Wazni, y de Justicia, Marie-Claude Najm, anunciaron ayer su dimisión, lo que elevó a cuatro las renuncias de integrantes del Ejecutivo.
El domingo ya habían anunciado su renuncia la ministra de Información, Manal Abdel Samad, y el de Medio Ambiente, Damianos Kattar. Nueve diputados también renunciaron a su cargo.
Michel Aoun, presidente de Líbano, ya había advertido que había material explosivo almacenado desde hacía años de forma insegura en el puerto. Más tarde manifestó que la investigación evaluará si la causa fue una interferencia externa, negligencia o accidente.
Marwan Aboud, gobernador de Beirut, informó que muchos trabajadores foráneos y conductores de camiones seguían perdidos y se asumía que habían fallecido. Se estima en un centenar el número de desaparecidos.
En el lugar de la explosión, los socorristas perdieron la esperanza de encontrar sobrevivientes.
Exigimos que continúe la búsqueda
, difundió en redes sociales Emilie Hasrouty, cuyo hermano, de 38 años, trabajaba en el puerto y podría estar bajo los escombros.
La tragedia de la semana pasada dio fuelle al movimiento de indignación que había surgido el 17 de octubre de 2019 en Líbano para denunciar la corrupción de la clase política, pero que se desarticuló con la pandemia del nuevo coronavirus.
La comunidad internacional, que exige desde hace años a Beirut reformas y luchar contra la corrupción, volvió a mostrar antier su desconfianza hacia las autoridades libanesas.
En una videoconferencia de donantes presidida por Francia y la Organización de Naciones Unidas se recaudaron 252 millones 700 mil euros de ayuda que serán distribuidos entre la población.
El director de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus, llamó a la comunidad a recaudar 76 millones de dólares para ayudar al pueblo libanés.