Madrid. Tres semanas antes de su último aliento, cuando los médicos le habían confirmado que se había hecho todo lo posible y aún así la enfermedad avanzaba sin tregua ni piedad en su organismo, Pau Donés decidió llamar a un amigo periodista barcelonés de televisión, Jordi Évole, para grabar su última entrevista. Su mensaje póstumo. El cantante y líder de la banda Jarabe de Palo insistió en que lo más importante es la vida, la vida y la vida.

La entrevista, grabada en el pueblo de los Pirineos catalanes donde pasó los últimos años de vida, Vielha, se convirtió en un documental, que se emitió por primera vez en el Festival de Cine de Málaga. Ahí se escuchó de nuevo la voz entusiasta y optimista, pero ya muy debilitada por la enfermedad, de un cantautor que cosechó numerosos éxitos a finales de los años 90, como una canción que lo catapultó en varios países, entre ellos México, La flaca.

El pasado 9 de junio, cuando ya los médicos habían decretado que no había nada que hacer, se informó del fallecimiento de Pau Donés, rodeado de seres más cercanos. En el documental que se presentó en primicia en el festival de cine, narró cómo su oncóloga Elena le explicó: Pau, lo hemos hecho muy bien. Se ha hecho todo lo posible. Era la confirmación de que le quedaban muy pocas semanas de vida.

Entonces decidió llamar a su amigo Jordi Évole para hacer su última entrevista, con la condición de que se emitiera de forma póstuma. La primera pregunta fue del cantante, inquirió al periodista si se había asustado por su llamada. Éste reconoció que sí y que no sabía ni qué preguntarle. Comenzó un diálogo donde reafloraron el vitalismo y el optimismo de Donés, similar al del video de promoción del sencillo de su último disco, Esto que tú me das.

En la charla se pregunta, con cierta melancolía, ¿por qué no me puedo quedar más?, y afirma: Lo que me interesa es la vida. Mata más el miedo que la muerte. El miedo bloquea, es terrible. El cáncer da miedo y respeto, pero no tengo miedo. La muerte es algo de la vida. Me preocupa no sufrir.

El diálogo se convierte así en un alegato sincero: La vida son cuatro días y tres pasaron ya. No estemos de mala leche, estemos de buen humor. No nos odiemos. Me lo he pasado muy bien y lo que he hecho me ha gustado mucho. Para mí la vida ha sido un auténtico privilegio.