A pesar del desastre mundial y aun con la debacle, fue menor el daño que nos causó la crisis económica que nos está afectando, que lo que se está registrando en otros países, como Italia, España, Francia y Reino Unido, afirmó el presidente Andrés Manuel López Obrador. Las crisis sanitaria y económica no han desembocado en hambruna, ni en escasez de alimentos ni en asaltos.

En el mensaje que emitió en ocasión del segundo Informe de gobierno, reivindicó su ruta heterodoxa para salir de la crisis –única en el mundo–, con la premisa de no destinar “dinero público a rescates –entre comillas– inmorales” dirigidos a quienes no necesitan ser rescatados. En paralelo, calificó de buena y respetuosa la relación con los empresarios, a quienes reconoció cumplir con sus contribuciones, aumentar 20 por ciento el salario mínimo en 2019, mejorar las condiciones de retiro de los trabajadores y el apoyo de los hospitales privados para atender el Covid-19.

En Palacio Nacional, López Obrador afirmó que la pandemia no es un asunto político, sino de salud pública que ha dejado dolor, tristeza y penurias, pero también ha fortalecido el humanismo. Cuando se supere la crisis sanitaria se habrá alcanzado un mejor sistema de salud, porque recibimos el gobierno con 401 hospitales abandonados, saqueados o a medio construir y con un déficit de más de 200 mil profesionales de la medicina.

Adelantó que en este sexenio se financiarán becas para 70 mil médicos que busquen la especialización con el fin de revertir el rezago.

En su segundo Informe de gobierno, subrayó que la atención a las crisis que enfrentan parte de un enfoque de solidaridad gubernamental con los más pobres, con énfasis en los programas sociales que alcanzan, sostuvo, a 23 millones de familias.

Citó a Adam Smith –considerado el teórico del capitalismo– y acotó que la frase podría ser parte de los fundamentos de la economía moral que pregona su gobierno: la felicidad de los otros le es necesaria al ser humano aunque de ello nada obtenga, a no ser el placer de presenciarla, en otras palabras, dijo el jefe del Ejecutivo federal, la alegría ajena es nuestra propia dicha.

En su enésima alusión a la relevancia de la aportación de los paisanos con las remesas que se han incrementado 10 por ciento, proyectándose una captación de 40 mil millones de dólares, afirmó que la combinación de esos envíos y programas sociales ha impedido que las crisis generaran hambruna e inseguridad.

En ocho meses se han destinado a estos programas 115 mil millones de pesos en beneficio de 9 millones de personas. No es un gasto, sino una inversión; no son dádivas, es justicia, apuntó.

Manifestó que la emergencia sanitaria mundial ha generado graves problemas en todos los países y obligará a repensar la forma de cambiar muchas cosas. Destacó los esfuerzos de México por asegurar la obtención de la vacuna contra el Covid-19 cuando se descubra. Si el proyecto desarrollado por la farmacéutica AstraZeneca, la Fundación Carlos Slim y el gobierno de Argentina se concreta en noviembre, se vacunará a la población a más tardar a principios del año próximo de manera universal y gratuita.

En el ámbito económico, insistió, su pronóstico de que la caída del crecimiento económica sería en V se ha cumplido. Citó algunos datos: agosto cerró con una generación de 93 mil empleos formales, el peso se apreció hasta cotizarse a menos de 22 unidades por dólar y la mezcla mexicana de petróleo superó 40 dólares.

Reprochó las críticas de los seudoecologistas que tanto nos atacan. Aseguró que Sembrando Vida es el programa más ambicioso de reforestación en el mundo, con la siembra de un millón 100 mil árboles. Se ha prohibido el fracking, el uso de maíz transgénico y se han cancelado las concesiones mineras después de que en los últimos cinco gobiernos se concesionaron 118 millones de hectáeras, 60 por ciento del territorio nacional: Ese entreguismo devastador ya se acabó.