Comparece el australiano en tribunal
Abogados pedían celebrarla hasta el próximo año
Martes 8 de septiembre de 2020, p. 23
Londres. Una juez británica rechazó ayer la solicitud de los abogados de Julian Assange, fundador de Wikileaks, para postergar su audiencia de extradición hasta el próximo año y tener más tiempo para responder a acusaciones realizadas por Estados Unidos de que conspiró con hackers para obtener información confidencial.
La solicitud de aplazamiento se presentó en el primer día de la comparecencia de Assange en un tribunal de Londres, donde lucha contra el intento de los fiscales estadunidenses de extraditarlo para que enfrente un juicio por espionaje.
Los fiscales acusan al australiano de 18 cargos de espionaje y de uso indebido de computadoras por la publicación en Wikileaks de cientos de miles de documentos militares secretos hace una década. Los cargos conllevan una sentencia máxima de 175 años de prisión.
Los abogados de Assange dicen que el proceso está motivado políticamente, sofocará la libertad de prensa y pondrá en riesgo a periodistas de todo el mundo.
El Departamento de Justicia de Estados Unidos amplió su caso contra Assange con una nueva acusación, anunciada en junio, aunque no presentó nuevos cargos. El abogado Mark Summers indicó que era una labor imposible
para el equipo legal lidiar con las nuevas acusaciones a tiempo para la audiencia de ayer, sobre todo porque tuvieron acceso limitado
a Assange, quien se encuentra en una prisión británica.
Summer dijo que la juez de distrito Vanessa Baraitser debería suprimir las nuevas acusaciones estadunidenses, las cuales, afirmó, surgieron de la nada
.
La juez rechazó la solicitud, al considerar que la defensa declinó una oferta realizada en agosto para posponer la audiencia. La defensa pidió entonces que el caso se aplazara hasta enero. Baraitser se negó y señaló que los abogados de Assange tuvieron tiempo suficiente
para expresar sus inquietudes.
El caso ya se ha postergado durante meses a causa de la pandemia de coronavirus.
Assange, quien lleva 16 meses en una prisión británica, se sentó en el banquillo de los acusados en el tribunal penal de Old Bailey y rechazó formalmente la solicitud de extradición de Estados Unidos. El australiano, quien según sus abogados ha sufrido problemas de salud física y mental a causa de su terrible experiencia, vestía traje y corbata, y habló con claridad para confirmar su nombre y fecha de nacimiento.