La impaciencia puede ser mala consejera, sobre todo en momentos de adversidad. Rey Vargas, campeón supergallo del Consejo Mundial de Boxeo, advierte que todo boxeador que acumule tiempo sin pelear empieza a desesperarse, algunos lo harán acicateados por la urgencia de dinero; otros, simplemente porque el oficio llama.

Todos queremos pelear ya, pero estamos en un momento en el que no hay condiciones para llevar la vida como la conocíamos, señala Vargas; o los promotores no pueden arriesgar o no tienen, los patrocinadores pueden estar igual, entonces en algunos casos no nos queda sino esperar.

El caso de la demanda de Saúl Canelo Álvarez, comenta, puede ser un síntoma de estos tiempos. El tapatío cumplirá pronto un año sin subirse al cuadrilátero, con un contrato vigente y sin aparente salida por el momento para las funciones millonarias que acostumbra. “No sé cuáles sean las motivaciones de Canelo”, advierte; pero puedo entenderlo como un peleador que está en el mejor momento de su carrera y facultades, que no quiere desperdiciar tiempo. Dinero no necesita.

Vargas también suma tiempo sin pelear. Más de un año sin percibir los ingresos por defender su título de campeón del mundo. Esa circunstancia piensa que lo compromete aún más por estar inactivo y desde esa posición entiende al Canelo.

Yo no gano ni una pizca del porcentaje que obtiene Saúl, aclara; pero aún así desde que no peleo sólo pienso en volver y cada vez me siento más inquieto.

Una lesión y el cambio de promotora lo dejaron fuera de circulación. Hoy trabaja con uno de los principales artífices del boxeo de gran escala en Estados Unidos, Al Haymon, con quien espera hacer su primera aparición en esta nueva etapa comercial. No he podido debutar, por decirlo de algún modo, con mi nueva promoción, lamenta.