Médicos de Georgia les inyectaron una hormona que las hizo sangrar
Jueves 1º de octubre de 2020, p. 11
Yuridia, mexicana de 36 años, fue sometida sin su autorización a una delicada operación ginecológica en el centro de detención de migrantes de Irwin, Georgia, administrado por LaSalle Corrections, empresa contratada por el Servicio de Control de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE, por sus siglas en inglés).
Los informes médicos sobre su condición no mostraron presencia de quistes peligrosos en su útero, por lo que no necesitaba la intervención. Sin embargo, el personal que colabora en centro de retención migratoria le comentó que sería una cirugía menor
y no debía preocuparse. Cuando recuperó la conciencia se dio cuenta que había sido víctima de algo más grave.
Esta no es la única historia de abusos contra migrantes en ese lugar. En una reunión virtual con personal de la quinta visitaduría general de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), efectuada el domingo, abogados de varias mujeres señalaron que son más víctimas, muchas de ellas mexicanas, que no han sido identificadas
y que han sido sometidas a esos procedimientos.
Denunciaron que los médicos del lugar inyectan a algunas Depo-provera –un anticonceptivo con la hormona progestina– que las hace sangrar. Esto se documenta en los archivos médicos para justificar la cirugía
, cada una cuesta miles de dólares, que son facturados por los propios doctores. El médico encargado ha sido identificado en varios sectores estadunidenses como Mahendra Amin.
El 14 de septiembre varias organizaciones defensoras de derechos humanos de aquel país denunciaron que a mujeres detenidas se les efectuaron intervenciones ginecológicas sin pleno consentimiento, e incluso a algunas se les practicaron histerectomías.
A otra mexicana, quien prefirió reservar su nombre y que estuvo detenida en ese lugar, la presionaron para autorizar la intervención quirúrgica. El 30 de julio, postrada en la cama de un hospital y lista para la operación, le hicieron firmar varios documentos que no le dejaron leer en los que teme daba su consentimiento. Le dijeron que presentaba sangrado pesado
y que era necesaria la cirugía. Días atrás le habían suministrado una extraña inyección.
Estaba confundida, no sabía qué papeles había firmado, no los pude leer y no me dieron explicaciones. Les dije que no quería la cirugía porque escuché que me iban a quitar el vientre. Una enfermera me dijo que no, que era una cirugía menor porque presentaba sangrado pesado, le contesté que yo nunca había padecido eso. Me respondió que el doctor Amin lo había presentado así para que Migración lo autorizara
.
Los estudios preparatorios mostraron que en su sangre había anticuerpos de Covid-19, por lo que podía ser positiva, eso la salvó de la operación. Al retornar al centro migratorio fue aislada y el 16 de septiembre la deportaron.