Las poblaciones que habitan en zonas con alta contaminación atmosférica son más vulnerables a las epidemias del tipo Covid-19, informaron los institutos nacionales de Ecología y Cambio Climático (Inecc) y de Salud Pública (INSP), así como el Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA) de la UNAM. Ante ello emitieron recomendaciones a la población para el uso del transporte.

Tras la revisión de estudios internacionales se concluyó que se deben redoblar esfuerzos para mejorar la calidad del aire.

Ante la reapertura escalonada de actividades industriales, comerciales, educativas y laborales, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales y la Comisión Ambiental de la Megalópolis elaboraron las recomendaciones para cuidar la salud de la población y del medio ambiente.

Se trata de información para prevenir y mitigar la propagación del nuevo coronavirus durante el uso de transporte y los traslados al tiempo que se mejora la actividad física de la población, las cuáles adquirirán mayor relevancia cuando por disposición oficial disminuyan las medidas de confinamiento.

Por ejemplo, para el uso del transporte público se sugiere evitar conversar, usar tarjetas de prepago, procurar horarios con menor afluencia y aplicar gel antibacterial antes de llegar al destino. En el uso de bicicletas públicas plantea desinfectar lo que se toca, como los manubrios, frenos, casco, candados, y lavar diariamente los guantes con agua y jabón.

Recomendaciones

Para el uso de taxis se recomienda evitar viajes compartidos, utilizar el asiento trasero, optar por ventilación natural, y no hablar con el conductor ni usar el teléfono. En el uso de motocicletas sugiere desinfectar manubrios, asiento, frenos y casco, así como lavar las manos con agua y jabón o usar gel antibacterial.

El estudio de las instituciones indica que aunque no se han llevado a cabo análisis epidemiológicos sobre el efecto de las situaciones de alta contaminación atmosférica en esta pandemia producida por el SARS-CoV-2, existen investigaciones al respecto sobre virus de la misma familia, como los realizados en China, donde se encontró que las personas que vivían en ciudades con altos niveles de contaminación tenían hasta 84 por ciento más probabilidad de morir por infección por SARS en comparación con las que vivían en ciudades menos contaminadas.