Editorial
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Robo de medicamentos: ¿pillaje o sabotaje?
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l día 7 de este mes, la empresa Novag Infancia notificó a la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) que le fueron robados 37 mil 967 medicamentos utilizados para el tratamiento del cáncer en niños. La madrugada del viernes 16, un ciudadano denunció que varios sujetos a bordo de una camioneta color blanco dejaron bolsas de basura sobre la banqueta en calles de la colonia Trabajadores, en la alcaldía Azcapotzalco. Al inspeccionar las 27 bolsas abandonadas, elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) de la Ciudad de México y paramédicos del Escuadrón de Rescate y Urgencias Médicas (ERUM) descubrieron que contenían cajas de Fluourouracilo y Ciclofosfamida, dos de los fármacos sustraídos a Novag. Por la tarde, se confirmó que en las bolsas había 8 mil 144 cajas con cinco tipos de fármacos, y que sus números de lote coincidían con los reportados por robo nueve días antes.

Finalmente, la mañana de ayer agentes de la Policía de Investigación de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México detuvieron a dos sujetos que, de acuerdo con cámaras de videovigilancia, participaron en la descarga de las bolsas con los medicamentos robados. Fueron trasladados para declarar en la Coordinación General de Delitos de Alto Impacto de Azcapotzalco.

Esta serie de acontecimientos reviste una enorme gravedad en sí misma, pues el robo de fármacos requeridos para tratar el cáncer en menores de edad constituye una afrenta no sólo a las leyes, sino al más elemental sentido cívico y humano, y en este sentido representa una muestra de alarmante degradación del tejido social.

A ello debe añadirse el hecho de que el hurto se produzca en momentos en que el país atraviesa una crisis sanitaria sin precedente, la cual ha llevado al límite las capacidades del sistema de salud pública, y cuando existen, además, denuncias por el desabasto de algunos medicamentos, y en particular de los destinados a tratamientos oncológicos. En respuesta a estas quejas, las autoridades han apuntado que se trata de un desabasto artificial, generado por varias compañías farmacéuticas que de esta forma presionan para que les sigan otorgando contratos extraordinariamente favorables como los que les fueron concedidos en administraciones pasadas.

Cabe esperar que la detención de los dos sujetos que abandonaron las bolsas con fármacos permita esclarecer si lo sucedido fue un simple acto de pillaje, perpetrado con el propósito de lucrar con medicamentos de alto valor, o si, por el contrario, detrás de los ladrones se encuentran intereses oscuros que buscan sabotear los esfuerzos de las autoridades para cumplir sus responsabilidades en materia de salud.