La detención en Estados Unidos del ex titular de la Secretaría de la Defensa Nacional Salvador Cienfuegos Zepeda es fundamental para combatir la corrupción de funcionarios ligados al narcotráfico; a la vez, debe sentar un precedente para una nueva relación entre México y ese país en la lucha contra el crimen organizado, afirmaron especialistas.

El embajador en retiro Sergio Romero Cuevas y el internacionalista Eduardo Rosales coincidieron en que Estados Unidos tendrá que reconocer la existencia de corrupción en su territorio, pues de otra manera las drogas no entrarían ni se venderían allá, donde hay un mercado de al menos 20 millones de consumidores; en su sistema financiero se lava dinero, cuyo monto se calcula que va de 6 mil millones a 20 mil millones de dólares anuales, y hay un flujo ilegal de armas hacia México de alrededor de 2 mil unidades diarias.

Romero Cuevas destacó que por la importancia que representa la aprehensión, el presidente Andrés Manuel López Obrador tuvo que estar informado de la misma, al igual que el actual titular de la Defensa, Luis Cresencio Sandoval.

Recordó que las autoridades estadunidenses han manifestado su desconfianza en altos mandos de la institución castrense, al grado de que la DEA ha preferido trabajar con la Marina en las acciones que realizaban en México como parte de la Iniciativa Mérida –firmada durante el gobierno de Felipe Calderón– y con la que se permitió la operación de las agencias de seguridad de esa nación en México, lo cual, a juicio del ex diplomático, debe ser controlado.

Insistió en que al gobierno corresponde investigar a los altos mandos cercanos al general Cienfuegos. Ahora que se tiene información de su probable complicidad con el crimen organizado no podemos sólo observar a ver qué hacen los estadunidenses. Hay que indagar a fondo a sus cercanos y sancionar a quienes estén involucrados.

Por su parte, Rosales, internacionalista experto en la relación México-Estados Unidos e investigador de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán de la Universidad Nacional Autónoma de México, consideró que la detención es un duro golpe no sólo al Ejército y sus altos mandos, sino también impacta al Presidente, ya que esa institución se ha convertido en columna vertebral de su administración.