Gorillaz: días raros y alegres // Natalia Lafourcade
casi 20 años de surgir como un capricho experimental del también líder del combo británico Blur, Damon Albarn, Gorillaz se ha convertido en una institución / escaparate, única en su tipo como entidad musical. Apoyado en el juego de ser una banda animada (con dibujos creados por el ilustrador Jamie Hewlett), Albarn se permite una amplia libertad creativa. Asimismo, como gran orquestador, ha sabido sacar de sus contextos originales a personalidades históricas para traerlas a su plano lúdico. Lou Reed, Bobby Womack, Mark E. Smith, Grace Jones, por destacar a algunos, han pasado por este proyecto, que desde el inicio ha planteado un mundo de ficción apocalíptico, melancólico y burlón, siempre con una ligera mirada política contra la guerra, la ambición, el racismo, la desigualdad.
Así, Gorillaz ha pasado por dos etapas. La primera, de 2001 a 2010, en que ofreció los exitosos discos Gorillaz, Demon Days y Plastic Beach, más el pilón oscuro The Fall, los personajes 2D (alter ego de Damon), Noodles, Murdoc y Russel, tenían más peso y contaban historias asociadas a sus videos. La mezcla de sonidos fue avanzada para su tiempo: Albarn combinó de forma original, electrónica retro-sintética con una que otra guitarra, mucho beat de caja y una inclinación soul-funk-hip-hopera en sus melodías.
Tras siete años de silencio, en que Damon anduvo reviviendo a Blur, llegó una etapa en que los personajes pasaron a segundo plano y empezaron a tomar más importancia los invitados, incluso que Albarn. Gorillaz regresó con bombo y platillo con Humanz (2017), fascinante pesadilla, un tanto acumuladora
, diría aquel, atascada en sonidos, exuberante y ruidosa, hip-hopera / reggae / R&B, en la que buscaba musicalizar la fiesta previa al fin del mundo
. A diferencia de antes, en que él cantaba casi todo como 2D, acá cedió el micrófono a las cerca de dos decenas de invitados. Pero aunque tuvo un gran impacto mediático y es una gran producción, es un disco inconexo musicalmente, con pocos ganchos o sencillos de impacto. Funcionó más como un concepto en vivo, plagado de rimas, rapeos y versus vocales. Mal momento fue The Now Now (2018), un disco de paso, que más pareció un lados B
, con canciones tristes y personales del cantante de marras.
Así, como parte de esta segunda vida, con menos alharaca mediática, recién presenta un experimento que se vio truncado por la pandemia: el proyecto Song Machine, que prometía entregar una canción por mes a partir de enero de 2020. Si bien esto no se cumplió del todo, el resultado es esta primera temporada
( Season One): Strange Timez, que a pesar del nombre, no fue creado en torno a la tragedia mundial actual. E irónicamente, aunque quizá se esperaba menos de él, es un álbum más luminoso y agraciado, cohesivo, integrado, que el escandaloso Humanz.
Además, los invitados esta vez, que aportan no sólo su voz sino su personalidad artística, son de más alto lujo: Elton John, Robert Smith, Peter Hook, Beck, St. Vincent, Fatoumata Diawara, Tony Allen (grabó antes de fallecer), JPEGMAFIA, UMO, Slowthai, 6LACK, entre otros. Y si bien el hip hop permanece, ya no es su línea central. Ahora suena más variado en géneros, siempre dentro de sus obsesiones tímbricas ochenteras. Su usual juego sintético prevalece, pero a diferencia de los dos previos, hay aquí más contundencia melódica. Para sorpresa de muchos que quizá veían ya el ocaso de este sobrexplotado concepto, es un álbum sobresaliente: alegre, colorido, lúdico, cuyas 17 canciones se van como agua de lo agradables, al lado de su atosigante predecesor o el aburrido EP intermedio. Las letras hacen sorna de los posers de redes sociales, anhelan vías de escape fiesteras, o imaginan escenas melancoli-caleidoscópico-distópicas. Varios temas son homenajes al sonido de sus convidados (el de Smith suena a The Cure, el de Hook a New Order, el de Elton John, hermosísima balada con rapeo trapper encima, suena a… Elton John), y la producción en general es un jugoso ejercicio de cruce generacional: colaboraciones improbables a distancia entre vacas sagradas y voces nuevas.
Otro disco que se suma a los que están definiendo el lado bueno de 2020; un plato de fino pop que trasciende los pesares, arranca sonrisas y propicia sendos pasos de baile.
Los Patita de Perro. Jaime López. Ernesto Anaya
Viernes 30. 1. Natalia Lafourcade presenta la ofrenda musical
en línea Mexico is in us, desde el Facebook, Twitter y Youtube de la marca Tecate. 18 horas, acceso gratuito.
Sábado 31. 1. Los Patita de Perro celebran 20 años del disco Los Pata Contra-atacan con concierto en línea. 20 horas, $225 a $338, por E-Ticket https://bit.ly/3oEF3ev. 2. Sábado y domingo, Jaime López presenta los shows virtuales Sesión en Claustrofilia, desde el Foro del Tejedor. 20 horas, $600; accesos: https://bit.ly/37TlA3W.
Lunes 2. Ernesto Anaya, maestro de la música tradicional mexicana, ofrecerá el espectáculo virtual De Calacas, Sones, Muertos y Tradiciones. 20 horas, $250 en Boletópolis https://bit.ly/3mBbcC0.
Twitter: patipenaloza