La muerte de Serrano cierra una época dorada en el ring
Domingo 15 de noviembre de 2020, p. a12
La muerte del mánager Lupe Serrano (Tlaxcala, 1922) cierra una era de la historia del boxeo mexicano. Con él se van los resabios de un país que ya no existe, donde este deporte tenía algo de mística y glamur, un oficio de orgullo y de honor, considera Israel Vázquez, ex campeón mundial, ahijado y alumno del manejador que falleció el viernes por un infarto.
En una era donde el éxito en el boxeo se parece mucho a la eficiencia empresarial, lo mánagers de viejo cuño, como Serrano, Pancho Rosales o Arturo Cuyo Hernández, exigían la entrega absoluta y la pasión en sus peleadores, agrega Vázquez.
El boxeo siempre ha sido un oficio tras el dinero
, aclara, pero también lo entendían como una profesión de orgullo y coraje. Exigían que los peleadores subieran al ring con pasión para agradar al público
.
Serrano fue un entrenador por cuyas manos pasó la carrera de boxeadores memorables como Ricardo Pajarito Moreno y, de manera breve, Wilfredo Benítez. Un oficio que le permitió convivir con la farándula de la época, nada extraño cuando el boxeo tenía algún encanto para atraer a la gente del cine y de la música popular, como Pedro Infante y Javier Solís.
Si uno se fija en los peleadores de aquella época, es testigo de que eran hombres de mucho corazón
, comenta Vázquez; mi padrino enseñaba a dar todo en la preparación y en cada pelea, como en el boxeo de antes, no importaba si era una contienda modesta
.
La evolución del boxeo llevó el trabajo del mánager a ser algo parecido a un administrador. Vázquez a veces piensa que muchas estrellas actuales del cuadrilátero ganan, sin duda, dominan el oficio, no lo discute, pero sus combates carecen de alma, de esa pulsión que hace que un espectador se levante emocionado de su asiento.
Es la transición de una época
, añade; todo se ha convertido más eficiente, resultados, campeonatos, contratos. El orgullo y valor ya no son un requisito
.