Lo más importante de las elecciones del domingo es que transcurrieron en paz y sin violencia, no se dio espacio para la nota roja, aseveró el presidente Andrés Manuel López Obrador. Hizo una larga disertación sobre los factores que incidieron en los resultados, sugiriendo a sus opositores revisar sus estrategias basadas en su clasismo, su racismo; en suponer que mediante la manipulación en medios de comunicación, expertos en generar productos chatarra, se puede ganar elecciones.

Sin mediar pregunta en su conferencia, expuso un diagnóstico del proceso electoral y más adelante ofreció colaborar con los nuevos gobernadores, independientemente del partido al que pertenezcan; admitió que algunos de los gobernantes que concluyen su gestión podrán incorporarse al proyecto de transformación y aunque le faltan dos años, anticipó que acelerará los cambios. En estos dos años agárrense porque vamos a hacer mucho más, mucho más.

Irónico, dictó consejos a sus adversarios rumbo a los próximos comicios, sobre la base de abandonar los prejuicios porque la democracia es el poder del pueblo. Hay quienes piensan que el pueblo no existe. ¿Qué quieren?, ¿una oligarquía?, que es un sistema político de los potentados, de los ricos, eso es oligarquía. La democracia es el poder del pueblo.

Con el argumento de que mucha gente no cuenta con Internet, difundió los resultados oficiales de las elecciones –en el que los triunfos de su movimiento fueron adjudicados únicamente a Morena, aunque en todos los casos fue en coalición–, enfatizando la importancia de la diferencia de 90 mil votos en Tamaulipas a favor del candidato de Morena, Américo Villarreal.

López Obrador partió del diagnóstico del saldo electoral para recalar en el balance de su gobierno, fustigando a quienes –según concluyó– eran incrédulos frente a la profundidad del cambio que prometió, mismo que comparó con los alcances de la Independencia, la Reforma y la Revolución. Para ellos esto es inesperado, sorpresivo, pensaban que era retórica, que era discurso, que era demagogia.

Descalificó algunas acciones emprendidas poco antes de los comicios, pues armaron una campaña para decir que tengo vínculos con el narcotráfico sin una sola prueba. Piensan que la política es sólo un asunto de las élites y que con la manipulación en radio y televisión es suficiente, dándole atole con el dedo a la gente, indicó.

En este contexto, destacó los resultados económicos de su gestión, subrayando que un cambio importante es que ahora sí todos los empresarios pagan impuestos. Sin exageración, según aseguró, después de 50 años por fin están pagando impuestos los de arriba, porque había potentados que nunca hicieron las contribuciones correspondientes.

Por ello subrayó el incremento de la recaudación que pasó de un billón 928 mil millones de pesos entre enero-junio de 2021 a 2 billones 124 mil millones de pesos y los ingresos tributarios se incrementaron en el mismo periodo de un billón 504 mil millones de pesos a un billón 752 mil millones. El único que se ha caído, reconoció, es el impuesto especial de productos y servicios (IEPS) porque se optó por subsidiar la gasolina.

–¿Va a invitar a los gobernadores salientes a su gabinete?

–A algunos sí.

–¿Algún nombre?

–No, no.

–¿De Oaxaca o Hidalgo?

–Poco a poco. Tienen experiencia, pueden representar a México.

–¿Una secretaría?

–A un encargo importante.