Editorial
Ver día anteriorDomingo 7 de agosto de 2022Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Israel: matanza preventiva
I

srael emprendió una nueva andanada de destrucción contra el pueblo palestino. Desde el viernes, ha bombardeado la franja de Gaza con el pretexto de un ataque preventivo por las posibles reacciones árabes tras la detención de 19 miembros y dos altos cargos de la Yihad Islámica, grupo armado de lucha por la liberación de Palestina, considerado terrorista por Estados Unidos, la Unión Europea y otras naciones de Occidente. De acuerdo con el Ministerio de Salud de Gaza, hasta ayer los misiles israelíes habían asesinado a 24 personas, entre ellos un líder de la Yihad y al menos seis niños. El centenar de proyectiles lanzados desde el enclave palestino contra territorio israelí en respuesta a la masacre no ha dejado ningún daño material o humano, pues fueron interceptados por el escudo antimisiles de Tel Aviv o cayeron en zonas despobladas.

Es bien conocida la absoluta desproporción con que Israel castiga a todos los habitantes de los territorios palestinos, en represalia contra los actos de violencia cometidos por quienes usan las armas para enfrentar la ocupación y el régimen de confinamiento impuesto por Tel Aviv, pero en esta ocasión ni siquiera hubo una agresión que pudiera usarse para justificar el despliegue de fuerza letal, por lo que los bombardeos se muestran como un ejercicio de brutalidad arbitraria y premeditada.

Además del sufrimiento causado a la población de palestina encerrada en Gaza por el bloqueo terrestre, aéreo y marítimo impuesto por Tel Aviv, con la complicidad de El Cairo, el ataque renueva los temores de conflagraciones a gran escala en momentos en que ya se vive la barbarie de la guerra en Ucrania y en que Estados Unidos atizó las tensiones en el este asiático con la visita a Taiwán de la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi. La confluencia de estos conflictos muestra que los jefes de Estado de la actualidad, y en particular los de Washington y sus aliados, ejercen sus funciones con una enorme irresponsabilidad ante las consecuencias de sus decisiones, en las cuales pesan más intereses egoístas y agendas inconfesables que la preservación de la paz y el respeto a los derechos humanos.

La impunidad con que actúa Israel, gracias al paraguas diplomático que le brindan sus alianzas, deja pocas esperanzas de que sus recientes acciones sean investigadas y sancionadas de manera imparcial en el ámbito del derecho internacional, por lo que sólo cabe hacer votos para que los ataques cesen pronto y no den paso a una nueva escalada violenta en la convulsa región de Medio Oriente.