Nada debe ser más melancólico para un club deportivo que terminar una temporada. Estadios vacíos, el silencio en los campos y la espera hasta el siguiente año para reanudar la competencia. En Diablos Rojos del México se suma la tristeza de quedar muy cerca en la Serie del Rey. Perdieron el campeonato de la Zona Sur ante un viejo conocido, Leones de Yucatán, en siete apasionados partidos.

Vivieron el regreso a la normalidad total del beisbol. Tras la obligada cancelación de la temporada 2020 y adaptaciones en la 2021, el fin virtual de la pandemia representó el retorno a las gradas llenas.

Hubo un fenómeno que no habíamos visto y podríamos llamar beisbolización, describe el presidente ejecutivo de Diablos Rojos, Othón Díaz.

De pronto fue como si se pusieran de moda los Diablos Rojos y algo que no era muy usual empezó a manifestarse por muchas partes; se veían autos con calcomanías, gente con gorras y el entusiasmo por ir a ver juegos al estadio, no sólo para los aficionados de siempre, sino también mucha gente que quería conocer el ambiente.

Hubo un crecimiento en la asistencia respecto a 2019, el año de la inauguración del estadio. Pero sobre todo -destaca el directivo- la imagen del club escarlata creció en su imagen pública.

Un club que no invierte un peso en publicidad y todo ocurre de boca en boca, eso es algo interesante.

La mística de un club se funda en la identificación con sus seguidores, en la identidad con una ciudad a la que representa. Esto se reforzó en esta temporada, empezar a ver al equipo y su estadio como parte de los atractivos y diversidad de símbolos de la Ciudad de México, dijo.

En las horas bajas del beisbol, se ha dicho que tanto su lógica temporal, sus reglas y rituales representan al pasado. Que es un deporte sólo para gente mayor. Esa percepción, destaca, ha cambiado y se comprueba en los días de juego.

Grupo Nielsen realizó un estudio para el club escarlata y los números que arrojaron revelan un cambio en las audiencias, donde si bien sigue siendo un espectáculo al que acuden muchos adultos mayores, más de la tercera parte de asistentes son adolescentes y jóvenes.

En el estudio para Diablos Rojos vimos que 36 por ciento de los asistentes tienen un rango de edad entre 16 y 29 años; 41 por ciento entre 30 y 49; el resto está en el rango de 50 a 69, señala Díaz.

Muchas gente joven, no los aficionados de siempre, descubrieron como plan de fin de semana acudir al estadio a ver el juego, pasarla bien con los amigos entre las distintas opciones de comida, comenta.