os mecanismos utilizados a favor del equilibrio ambiental cambiaron poco durante la gestión de los gobiernos neoliberales, por lo que proliferaron las organizaciones no gubernamentales (ONG). Las nuevas propuestas ambientalistas del actual gobierno y de los recientes programas internacionales para disminuir la emisión del mayor de los peligros para el equilibrio atmosférico (el dióxido de carbono) están en desarrollo y con resultados visibles.
Nuestra responsabilidad como profesionales egresados de las universidades mexicanas –en lo personal de la Facultad de Ciencias de la UNAM– es multiplicar los llamados a la comunidad internacional para que los compromisos ya firmados, ahora sí, se lleven a cabo. Es tiempo de avanzar más rápido y ganar espacio a la destrucción, los pasos para terminar de concretar los proyectos en favor del ambiente deben ser viables, continuos y definitivos.
Algunos programas se están realizando con éxito. También se están cumpliendo los compromisos nacionales, por ejemplo el rescate del Lago de Texcoco, y los internacionales, como los firmados en diversas convenciones. En cuanto a la cooperación multilateral, se formalizó la Comisión Ballenera Internacional, la Comisión para la Protección y Conservación de las Tortugas Marinas y la Convención para la Conservación y Desarrollo del Medio Ambiente Marino de la Región del Gran Caribe.
En el área de la minería, se creó la empresa mexicana Litio para México, cuyo decreto, en el artículo 10, establece que la exploración, explotación, beneficio y aprovechamiento del litio quedan exclusivamente a cargo del Estado, y se llevarán a cabo por el organismo público descentralizado que determine el Ejecutivo Federal en términos de las disposiciones aplicables
. De esta manera se garantiza la soberanía energética de la nación sobre el litio y demás minerales que resulten estratégicos y necesarios para la transición energética, la innovación tecnológica y el desarrollo nacional.
Aunque las reformas estructurales de los sexenios anteriores han dejado una secuela de nichos ecológicos rotos, aguas contaminadas y enrarecimiento permanente de la atmósfera, se han podido diseñar estrategias y tácticas para cada uno de los problemas nacionales que requieren de la recuperación ambiental impostergable.
En el presente sexenio, de los programas señalados como prioritarios por el gobierno federal, tres son dirigidos al rescate del equilibrio ambiental, los cuales deberían estar avalados y respaldados por las organizaciones independientes, las altruistas o las ONG, al tener todas el mismo objetivo: la explotación óptima de los recursos naturales y la productividad sin fines de lucro, según la declaración de sus principios.
Pero algunas se han convertido en cotos de poder que apoyan a empresas privadas o abiertamente se manifiestan en contra del gobierno federal intentando obstruir el avance de sus planes. Tal es el caso de la reforma al artículo 105 de la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente (LGEEPA) para no permitir que se realice el cambio de uso de suelo de forestal a agrícola o pecuario. Esta nueva ley garantiza el abasto del agua y atmósfera limpios para las actuales y futuras generaciones.
Con la LGEEPA también se pretende poner punto final a las controversias entre los intereses de empresas agrícolas y la violación a los derechos de la población local.
¿Qué organización ambientalista se opondría a un programa de mejoramiento y regulación sustentable de las áreas forestales, del fomento del manejo integral de las áreas productivas para su conservación, protección y restauración, bajo un estricto plan de trabajo y aprovechamiento productivo?
Los intereses económicos que veladamente defienden algunas de las empresas son el verdadero obstáculo para el desarrollo de planes ambientales que darán sustento a miles de familias.
Otro ejemplo de la incongruencia de algunas ONG es la indiferencia hacia el proyecto del lago de Texcoco, con resultados ya evidentes, al haber regresado al lago –o lo que quedaba de éste– a algunas especies de aves que se creía desaparecidas. Los problemas territoriales, sociales y económicos se resolverán con el apoyo de la gente local, los gobiernos estatales y federales.
Con este diseño de recuperación integral, se pretende mejorar toda la zona natural, que comprende más de 12 mil 300 hectáreas, las cuales serán aprovechadas por los habitantes del lugar. El objetivo es garantizar un futuro óptimo en un área natural tan importante para la zona del Valle de México, donde especialmente se busca el beneficio de los diversos pueblos que están asentados en este espacio histórico.
Las ONG se han visto superadas por la realidad y el desvío de sus propias metas. Ya no son aquellos activistas que pusieron en jaque a las autoridades de los sexenios anteriores, sobre todo durante las políticas públicas neoliberales. Aunque no les fue del todo mal, ya que han vivido muchos años (no todas), sin justificación, del desvío de recursos económicos. El resultado ha sido el descrédito de dichas organizaciones.