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La izquierda gobernará un rato, dice Bolsonaro a su regreso a Brasil

Enfrenta cargos ante la justicia electoral y ordinaria; podría ser inhabilitado

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▲ Jair Bolsonaro tuvo una recepción en la sede del Partido Liberal en Brasilia, a su llegada ayer a Brasil.Foto Ap
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Viernes 31 de marzo de 2023, p. 30

Río de Janeiro., Luego de permanecer tres meses en una pequeña ciudad vecina a Orlando, en Florida, el ultraderechista Jair Bolsonaro, quien presidió a Brasil entre 2019 y 2022, regresó ayer al país.

En el periodo en que estuvo en el extranjero, Bolsonaro participó en algunas reuniones de partidos y agrupaciones de extrema derecha y tuvo un único y rápido encuentro con su principal inspirador, el ex presidente Donald Trump.

De Brasil fueron pocos los visitantes, y ninguno de ellos de peso en el actual escenario político.

Por su costumbre de anunciar algo y luego hacer otra cosa, hasta que se confirmó su embarque en un vuelo destinado a Brasilia, hubo dudas respecto de su retorno. El avión de la aerolínea Gol en el que viajó llamó la atención de la prensa, ya que estaba pintado con la temática de la saga de Harry Potter, lo que desató una serie de memes en redes sociales. Hubo quienes compararon al ex mandatario con el que no debe ser nombrado.

Acorde a lo anunciado oficialmente, no se autorizó ninguna manifestación de seguidores de Bolsonaro a su llegada a la capital brasileña. Tampoco estuvieron dirigentes políticos ni su esposa, Michelle, en la terminal aérea.

El ex mandatario fue conducido directamente a las instalaciones del Partido Liberal, al cual está filiado, y –a excepción de una emisora derechista de radio y a la versión brasileña de la CNN, que simpatiza con él– se rehusó a hablar con periodistas.

La fuerza política reunió a políticos, algunos congresistas adeptos a la derecha más radical y a Michelle Bolsonaro. En su primer discurso, advirtió que su sucesor, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, y sus aliados no harán lo que quieran con el destino de nuestra nación, y expuso que la izquierda estará en el poder por ahora, por un rato.

Luego, se dirigió a la casa donde residirá, alquilada por poco más de 2 mil 500 dólares mensuales en una urbanización de lujo en la capital. Su destino inmediato será de presidente de honor del Partido Liberal, y está previsto que, junto con Michelle, comience una intensa serie de viajes por Brasil, en campaña para las elecciones municipales del año que viene.

Según políticos y analistas, dos factores merecen atención en el regreso de Bolsonaro al país.

El primero fue la muy escasa repercusión de su llegada. Se especulaba con desfiles en motocicleta, como los que caracterizaron su mandato presidencial, y otro tipo de manifestación de seguidores, pero no hubo nada.

El segundo aspecto se refiere a los problemas que el ultraderechista enfrenta con la justicia electoral y la justicia ordinaria; en el Tribunal Superior Electoral hay nada menos que 16 denuncias por sus actos de campaña del año pasado y por sus afirmaciones infundadas de que el sistema de voto electrónico era vulnerable al fraude.

Abogados y juristas aseguran que son muy altas las posibilidades de que él sea formalmente declarado inelegible, lo que impediría su postulación a cualquier puesto electoral en los próximos ocho años, pero no veta su influencia.

En la justicia ordinaria existe la clara expectativa de que a corto plazo aparezcan denuncias relacionadas con el intento de apropiación, por parte de Bolsonaro de regalos por valor de más de 4 millones de dólares que recibió tanto de Arabia Saudita como de Emiratos Árabes, y que, legalmente, pertenecen a la Unión y no a su acervo personal.

Bolsonaro o representantes de su equipo efectuaron 150 viajes a Arabia Saudita durante los cuatro años de su gobierno, lo que provocó alarma entre sus adversarios, e incluso el senador Humberto Costa, del ahora oficialista Partido del Trabajo, pidió una investigación al Ministerio Público en el Tribunal de Cuentas Federales.

Bolsonaro negó ayer irregularidad alguna. No escondí nada, aseguró.

En Brasilia se comentaba que posiblemente Bolsonaro sería sometido a un interrogatorio por la Policía Federal tan pronto llegara al aeropuerto. Pero pocos días antes se estableció que él y varios de sus auxiliares tendrán que prestar testimonio ante la justicia el 5 de abril.

Con personas cercanas, Bolsonaro admitió que podrá ser sancionado por la justicia electoral, y que teme especialmente lo que pueda pasar a uno de sus hijos, Carlos, concejal en Río de Janeiro. Por lo anterior, ya se rodeó de un nutrido grupo de abogados.