Mis recuerdos y gratitud a Carlos Payán
esde la lucha por la libertad de expresión y la democracia es como recuerdo a Carlos Payán Velver. Fuimos cientos de personas a las que sus ideas y acciones influyeron de manera directa, dejando una profunda huella en nuestras vidas. Fue gracias a él que tuve mi primera misión como observador electoral, cuando me retó en 1986 a cubrir las elecciones de Chihuahua y escribir una crónica para La Jornada.
Payán y otros directivos de La Jornada no estaban seguros de que se preparaba un fraude electoral de gran dimensión y contradecían la convicción general de que se orquestaban irregularidades que distorsionarían los resultados. Otros periodistas de La Jornada y muchos intelectuales estábamos seguros de que se fraguaban anomalías para decidir la contienda a favor del PRI, y esa contradicción sustentó a Payán para autorizar y sufragar mis viajes a Chihuahua. Hice el primer viaje para estar en la capital el día de las elecciones y constaté un mecanismo bien organizado de imposición que incluyó grandes irregularidades y la negación de la prensa.
Mi segundo viaje fue para confirmar los dos extremos. Un equipo bien organizado de la Secretaría de Gobernación realizó un fraude múltiple, y el levantamiento popular, que no tenía comparación con los movimientos de resistencia de otras instancias, me hicieron creer que el tiempo histórico se movería y tener la esperanza de que el triunfo de Francisco Barrio sería finalmente reconocido. Asistí a dos impresionantes manifestaciones, una en Ciudad Juárez, con antorchas y entusiasmo insólito e inesperado, pero finalmente la maquinaria múltiple del PRI, las instituciones electorales y los medios de masas legitimaron el fraude, y Barrio fue derrotado. En todo momento tuve el apoyo de Payán y pude publicar una versión distinta de la oficial de los comicios en Chihuahua. No se censuró ni un renglón.
Dar cuenta de aquel proceso animó mis deseos de continuar en un camino que ha sido largo para el país y que estoy seguro hubiera sido imposible realizar sin el apoyo y la capacidad de un hombre de gran estatura democrática como Payán. Como han escrito varios de nuestros contemporáneos, Carlos Payán es un referente de los derechos humanos, la democracia, la cultura y la libertad de expresión en México. Deja un enorme legado y un profundo vacío entre quienes tuvimos la oportunidad de constatar sus virtudes.